Los CDR se dejan la Goma 2 por ahí tirada, como patitos de baño, y los legionarios se dejan las armas con los botellines, copiando esa marcialidad que tienen los botellines en formación. Ya conocerán lo de esos legionarios tomando cervezas por Villafranca del Penedés, con los fusiles por el suelo, como albañiles con fiambrera. Hay quien ha querido ver aquí la guerra definitiva para este 1-O, cada uno con sus armas: la dinamita hecha con la plastilina amarilla y congestionada del fracaso indepe, y el Ejército español paseando ya sus grandes fusiles de desierto, como si Cataluña fuera Afganistán. Claro que luego uno cae en que las armas de los legionarios son las cervezas, y que los fusiles son como cañas de pescar que uno se lleva al embarcadero, con la nevera.

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