En Japón sacan falos en procesión, falos gordos y rosas como budas, falos grandes, esponjosos e ingrávidos, o pesados falos de madera, como un rey de ajedrez gigante. Falos como botijas o como pináculos, falos como unicornios cabalgados por mujeres, falos sostenidos como copos por las muchachas. Los japoneses son raros. Sacan falos como en festivales del pimiento, cuando aquí nos asustaríamos, nos ruborizaríamos, nos enfadaríamos.

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