Hace apenas unos veinte días Christine Lagarde, flamante nueva presidenta del Banco Central Europeo, declaraba que cuando finalice su mandato pilotando la institución, espera ser recordada no como una banquera sobresaliente o una dirigente destacada, sino como un búho. Ni como un águila de las finanzas ni como una lechuza o un gavilán, sino como un búho por considerar a este animal un animal muy sabio.

Para seguir leyendo Regístrate GRATIS