Podemos ya está en el Gobierno y ya está en los tribunales, o sea que ha culminado su revolución callejera perfumada de jazmines y de chicles de cabina telefónica convirtiéndose en un partido exactamente igual que los demás. Usan argumentos de Felipe González o evasivas del Bigotes contra la prensa o contra los jueces, aunque ellos aseguren que en su caso eso sigue siendo pueblo y democracia puros, como la croqueta. Fíjense que Iglesias incluso gasta ya moño de la Pantoja, ese moño pasivo agresivo, altivo y penitente a la vez, un minarete de dignidad ante la gente y un rompeolas para los espumosos jueces y los fiscales panochos de Morena clara. Podemos ya es puro folclore de la partitocracia.

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