Primera mañana tras el cierre de Madrid. Es sábado y hace un día soleado, aunque fresco. La Gran Vía a media mañana no es esa calle atestada de gente que entra y sale de las tiendas. La Puerta del Sol está casi desierta, pero decenas de jóvenes con peto amarillo gritan: "¡Compro oro!". En una de las cafeterías más concurridas de la Plaza de Oriente sólo hay ocupada una mesa.

Contenido Exclusivo para suscriptores

Para poder acceder a este y otros contenidos debes de ser suscriptor.

¿Ya estás suscrito? Identifícate aquí