Pablo Iglesias es mucho de meme y de zasca, como si fuera un colaborador de Alfonso Arús, al que veo que han vuelto naranja unas vitaminas malas o el sol de bingo de la televisión que hace. Iglesias siempre fue televisivo, como una doña Rogelia de su generación y de su ideología. Doña Rogelia tenía tres minutos para levantarse la bajera y para soltar su leñe, y eso es lo que hacía Iglesias, levantarse un refajo de fiesta del pueblo, escandalizado y satisfecho. Entonces tenía todo el sistema, todo lo corrupto de la política y todo lo injusto de la vida para hacer rezongos de vieja. Pero ahora él es el sistema, así que sólo puede parodiarse a sí mismo. La gente cree que es grandeza y sentido del humor, pero sólo es agotamiento. Cuando uno ya se ha embarullado en todo, sólo queda intentar que pase por ironía lo que es indecorosa verdad o vergonzosa incoherencia. Si Iglesias tuitea un meme burlándose de eso de convertir España en Venezuela es porque no es capaz de decir nada serio sobre el tema que no sea una derrotada confesión, en un sentido o en otro.

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