Pablo Iglesias habla con tono de cura, todos ellos hablan con tono de cura, con esa vocecilla como envuelta en un oleaje de encaje del Espíritu Santo o de la sacristía, así como se envolvería un pionono, y que queda entre el hipnotismo, la caricia, el empacho y el planchado. Yo lo estaba viendo en lo de Ferreras e intentaba centrarme en lo que decía, eso de que debía importarnos Madrid (que se queda el 22% de lo que recauda) pero no el País Vasco (que se queda todo).

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