No, no va el título por las de este año. Va más por la sorpresa de saber que la “niña mimada del pop”, con el permiso de Whitney, que todas las Navidades canta el ya himno oficial All I Want For Christmas is You, no tuvo Navidades bonitas hasta que llegó a ser una mujer.

Hija de irlandesa ex cantante de ópera y un ingeniero aeronáutico venezolano afroamericano, su infancia estuvo expuesta a la violencia fuera de su casa, pero también dentro. Mientras ella imitaba a su mamá cantando Rigoletto, en la calle envenenaron a su perro y quemaron el coche de la familia en medio de una larga serie de ataques racistas. Con tres años se separaron sus padres y según explica la cantante, sus hermanos no han sido su mejor ejemplo.
Cuenta que sonó como un disparo el momento en el que ese ser al que llama su “ex hermano” empujó a su madre contra la pared, teniendo ella apenas seis años. Mariah era entonces una niña pequeña que supo cómo agarrar el teléfono y marcar el número para pedir ayuda. Un policía que acudió más tarde dijo que si ella salía adelante, sería un milagro.

Milagro no sé, pero portento seguro que sí. Y ya no solamente por lo mucho o poco que nos pueda gustar que todas las fiestas de Navidad estemos escuchándola por todas partes, ya incluso más que Last Christmas o los villancicos populares de nuestra infancia. Es un ejemplo único de voz desde el punto de vista estilístico, y también técnico. Gracias a unos nódulos que sufre desde pequeña, ha aprendido a usar la laringe de una forma especial. Puede ejecutar octavas y octavas hasta llegar al “silbido” que está entre las notas más altas audibles por el oído humano. Un pequeño gran milagro que pilló justo una industria en plena expansión: la de la música en los 90.

Esta cenicienta moderna confiaba en su gran talento y voz cuando en 1988 se coló, por ser corista de cantantes bastante peores que ella, en una fiesta en la que sabía que estaría el hombre que luego sería su gran baza: Tommy Mottola. Dicen que la muchacha, con sus 18 años y en un descuido, metió una demo en cassette con su voz en el bolsillo de la chaqueta del ejecutivo. El que fuera presidente de su discográfica y una de las personas más influyentes de la música de entonces se encontró esa grabación al montarse en el coche, ya de vuelta a casa. Escuchar en el autorradio los primeros minutos de aquella cinta hizo que el caballero diera la vuelta con su coche para ir a buscarla. Mariah ya no estaba en la fiesta, pero no tardó en aparecer por las oficinas de Sony, gracias a haber dejado sus datos en las correspondientes etiquetas. Así surgió aquel primer contrato, aquel primer matrimonio y aquellos primeros éxitos que hoy recordamos.

Como la cada vez más grande lista que estamos creando ha de permanecer en el tiempo más allá de estas extrañas Navidades, me resisto a caer en el habitual y prácticamente cansino villancico. Mejor será que escuchemos primero cómo conquistó esta mujer a toda la industria en los 90. Vision of Love fue lo primero que nos llegó de ella, dejándonos atónitos.

Luego vinieron varios números uno seguidos, de esos que sonarán a todos. Ahora, mientras mi peque de diez años se queda viendo el especial navideño que los genios de Apple han creado para ella en su canal de TV, busco una canción que represente como ninguna la capacidad vocal de esta mujer milagro. Y me he topado con una con una letra que, además, habla de ser héroes. Pienso en todos esos niños que, como ella, viven o han vivido violencia en casa y sabrán salir adelante, aunque sea colándose en una fiesta como la princesa de un cuento de Navidad.