Ya se ha puesto en marcha desde la sede nacional del PP, lo que solemos llamar Génova porque es en la calle en la que está, una campaña de creación del clima político entre la militancia madrileña para meter un hachazo a la pretensión, muy lógica por otra parte, de Isabel Díaz Ayuso de  aspirar a la presidencia del partido en Madrid.

La dirección nacional no quiere eso de ninguna manera porque tiene miedo. No tanto miedo de Ayuso personalmente cuanto de la fuerza y la capacidad de influencia interna que pudiera llegar a adquirir si además de la presidencia de la Comunidad sumara la presidencia del partido madrileño. Y miedo también, por lo que se ve, de la potencia que le suministra su jefe de gabinete Miguel Ángel Rodríguez, que ya trabajó a la vera de José María Aznar con éxito indiscutible para sus propósitos.

Una excepción muy difícil de justificar si no es dejando a la presidenta en situación desairada

El problema que tienen en Génova es que en el resto de las comunidades gobernadas por el PP su presidente lo es también del partido en el ámbito territorial de manera que lo que pretenden hacer en Madrid es la excepción a la regla lo cual la convierte en especialmente llamativa dado que estamos hablando de la capital de España y de la joya muy preciada del Partido Popular. Una excepción muy difícil de justificar si no es dejando a la presidenta en situación desairada ante los ojos de los demás.

En la sede de la presidencia madrileña dan por hecho que la militancia apoyaría sin reservas la candidatura de Ayuso de cara a un congreso regional que no se celebrará, como pronto, hasta el próximo otoño. Pero una cosa son los militantes o afiliados y otra son los cargos electos, como los alcaldes, muchos de los cuales ya han expresado su rechazo al liderazgo orgánico de la presidenta de la Comunidad.

Almeida tiene unas perspectivas muy prometedoras en el seno de su partido y no creo que se enredara en una pugna que le dejaría herido

Por eso en Génova ponen ya en marcha unas cuantas consideraciones de tipo político para que el personal vaya dándole vueltas al asunto. Entre otras, la de la necesidad de evitar una competición que derive en hostilidad entre la  presidenta y el alcalde. Pero no es verdad que lo que se quiere es evitar una guerra entre Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida porque esa guerra no se produciría en ningún caso.

El alcalde de Madrid tiene unas perspectivas muy prometedoras en el seno de su partido y no creo que se enredara en una pugna que le dejaría herido porque tendría que discutir el derecho moral de la presidenta de la Comunidad a ser lo que son el resto de presidentes de las comunidades autónomas: presidentes de sus respectivos partidos.

Se me ocurren muy pocos argumentos objetivos para sostener que el gallego Alberto Núñez Feijóo sí, que el andaluz Juan Manuel Moreno Bonilla sí, que el castellano leonés Alfonso  Fernández Mañueco sí, que el murciano Fernando López Miras sí, pero que, lamentablemente, la madrileña Isabel Díaz Ayuso no. Y también explicar por qué ella no y el alcalde en cambio sí tendría mejores méritos para ocupar el cargo. No veo yo a Martínez-Almeida en esa batalla insostenible.

Sobre todo porque lo que se dirime aquí es otra cosa: el control que la dirección  nacional pueda ejercer sobre el partido en Madrid. No ha podido ser más clara la fuente informativa que le explicó a Ana Belén Ramos en la crónica que hoy se publica en estas páginas que “hoy por hoy, [Ayuso] no tiene al partido con ella”

-¿Por qué? , pregunta la periodista.

-“Porque el presidente de Madrid es Pablo Casado. Punto”.

La senadora Ana Camíns es la señalada por el dedo director y lo mas probable es que sea la candidata de la “tercera vía”

Y, claro, si el presidente de Madrid es Pablo Casado lo que se busca a partir de esa premisa es alguien cercano pero con una personalidad menos marcada que la del tándem Ayuso-M.A.R, que no suponga la menor amenaza, el más mínimo temor, alguien que haga las funciones que debe hacer un director regional pero que no pretenda ser líder de nada y mucho menos hacerle sombra, aunque sea involuntariamente, al auténtico presidente del partido en Madrid que ya se ve que es, o se quiere que sea, el mismo que preside el Partido Popular a nivel nacional.

La senadora Ana Camíns es la señalada por el dedo director y lo mas probable es que sea la candidata de la “tercera vía” la del “ni para ti ni para mí” aunque no exista ni vaya a existir ese duelo a dos que en Génova están empezando a utilizar como escudo protector para envolver sus propósitos.

El PP debería entonces modificar sus estatutos y aprobar que, en el caso de Madrid, la dirección del partido a nivel regional la ocupará el presidente a nivel nacional. Así se evitarían lo que puede llegar a convertirse en serio motivo de controversia interna e incluso, dependiendo de la actitud que adopte la señora Díaz Ayuso, de pretexto para un cierto escándalo.

Si la presidenta de la Comunidad de Madrid se aquieta y cede desde el primer momento en la disputa, la cosa pasará más o menos suavemente aunque no sin las inevitables interpretaciones políticas que dañarán la pretendida y afanosamente buscada unidad y quietud internas de cara a las próximas elecciones generales, que Pablo Casado aspira a ganar.

Pero si Ayuso se decide a dar la batalla, todos saldrán perdiendo ahí porque no le va a ser fácil a la dirección contrarrestar las razones que ella pondrá sobre el tapete para justificar su  aspiración a presidir el PP madrileño.

Una de las cuales, y no menor, es que apartarla de ese cargo la desacredita dentro fuera del partido porque se interpretará siempre, inevitablemente, que Pablo Casado y Teodoro García Egea no tienen su confianza política depositada plenamente en ella. Un mensaje que será oro molido para la oposición en Madrid y que la debilitará políticamente.

No es una jugada nada fácil de acometer y aún menos fácil de explicar. Con lo único a su favor con que cuentan sus inspiradores es con el transcurso del tiempo. Habrá apuestas.

Ya se ha puesto en marcha desde la sede nacional del PP, lo que solemos llamar Génova porque es en la calle en la que está, una campaña de creación del clima político entre la militancia madrileña para meter un hachazo a la pretensión, muy lógica por otra parte, de Isabel Díaz Ayuso de  aspirar a la presidencia del partido en Madrid.

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