Somos el país con más bares y restaurantes del mundo, uno por cada 175 habitantes, y jamás un colectivo de trabajadores fue más insultado, maltratado y acusado por la administración sin pruebas. Nunca tuvieron el apoyo de los sindicatos porque son autónomos, y les siguen colocando en el ojo del huracán sin ser el foco de contagios del Covid. Generan el 5% del PIB, producen una riqueza de 100 millones de euros y se les ha negado toda ayuda directa durante estos once meses de pandemia.

Está demostrado científicamente que los bares y restaurantes no son foco de contagio, el propio Ministerio de Sanidad publico el 4 de diciembre que solo se produjeron contagios en un 2,4% de casos y no han vuelto a publicar más datos, quizá por vergüenza, para continuar así sus medidas restrictivas, cerrar interiores, reducir aforos, acotar al mínimo los horarios, o como en Aragón que decían mantenerlos abiertos y solo les permitían abrir la terraza y en pleno invierno.

Solo aplicando el sentido común sabemos que la curva de contagios de Cataluña y la Comunidad de Madrid es muy similar, cuando en la primera llevan casi tres meses con la hostelería cerrada y en la segunda abierta hasta la noche. O el caso paradigmático de Cantabria, casi tres meses con los interiores de los bares cerrados y con un aumento de los casos de contagio que no alcanzaron ni en la primera ola.

No tienen ni idea de cómo resolver el problema y actúan como lo haría un charlatán

El Gobierno y las Comunidades Autónomas lo saben, la hostelería no es el foco de contagio, según el propio Gobierno en un 80% de los casos lo son las reuniones familiares y los encuentros entre amigos, pero esos no lo pueden controlar, ni entrar en nuestras casas, ni meterse en nuestras vidas. Cerrar bares y restaurantes es mucho más sencillo. Cada vez que se cierra más y más la hostelería, aumentan los contagios, porque los encuentros se realizan igual, pero sin control. ¿Porqué entonces nuestras autoridades actúan de esta forma? Porque no tienen ni idea de cómo resolver el problema y actúan como lo haría un charlatán, no un buen gestor rodeado de expertos.

Cuando Fernando Simón dijo públicamente “el mayor impacto en el control de la transmisión del virus en España es el cierre de los interiores de los bares” no se basó en ningún estudio científico. El presidente de los hosteleros, José Luis Yzuel al oírlo dijo: “Simón es el hombre al que más oportunidades le ha dado este siglo de morderse la lengua y continúa sin mordérsela”.

El dilema es sencillo, si las administraciones por incompetencia cierran la hostelería y dejan en la calle a 300.000 familias, o se les prestan ayudas directas o terminaremos pagando con dinero de todos en tribunales el daño gratuito que han hecho sobre el sector. Hasta el momento 100.000 bares y restaurantes ya han cerrado definitivamente, llevan diez meses acumulados de pérdidas sin ninguna ayuda efectiva, las del plan del gobierno solo le sirvieron a un 3% del sector.

En España nuestros hosteleros no reciben ni un euro de ayudas directas por parte de ninguna administración

En Francia el primer mes con la hostelería cerrada se ofrecieron 10.000 millones de euros en ayudas y a partir del segundo mes y hasta día de hoy, reciben de ayuda directa un 20% de lo facturado el año anterior. En Alemania otros 10.000 millones de euros el primer mes y hasta un 70% de lo facturado en 2019 cada mes para cubrir pérdidas, en Italia 5.400 millones de euros de ayudas directas a la hostelería, en Países Bajos 40.000 millones, unos 2.500 euros por local al mes, en Dinamarca invierten en ayudas directas 100 millones de euros cada mes que continúen cerrados o con restricciones, en Reino Unido 10.000 millones de euros al sector y hasta en Rumanía les están ofreciendo el 20% de la facturación de otros años. En España nuestros hosteleros no reciben ni un euro de ayudas directas por parte de ninguna administración.

No podemos abandonar a la hostelería en este momento, han sido refugio de centenares de miles de familias que lo invirtieron todo en el autoempleo de los suyos para levantar cabeza tras otras crisis del pasado. Un local cerrado sigue generando gastos y no reciben por parte de sus comunidades autónomas, ayuntamiento y gobierno central ninguna ayuda efectiva y directa para sufragarlos.

Dice el presiente Yzuel: “No nos está arruinando el Covid, nos están arruinando las decisiones arbitrarias de cierre de la administración”.