
Pedro Sánchez, durante su intervención en el IV Congreso Iberoamericano CEAPI.
Sólo faltan 10456 días para el 2050, así que ya tenemos otra cuenta atrás redonda para que Sánchez vaya saliendo diariamente a darle a un gong o a una campanita, como un cocinero de rancho. Sánchez presentará lo que han llamado la estrategia nacional 2050, que uno entiende perfectamente porque en 2020 y 2021, años aburridos y como cuesta abajo, no ha hecho falta estrategia ninguna y en algo hay que emplear el talento de la Moncloa. Tampoco parece que vayamos a necesitar nada especial para los próximos dos, tres o 20 años, así que 2050 es un buen horizonte. 2050 suena a película en Júpiter, a discoteca o a hipoteca, nos proyecta a la mitad del siglo o del sistema solar como al otro lado de un agujero de gusano, y sobre todo aleja a Sánchez del agobiante presente. Parece, en realidad, una catapulta del Coyote, pero a Iván Redondo ya no se le ocurre otra cosa que lanzar al presidente lo más lejos posible con un cohete de Acme.
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