La España multinivel se puede meter entera en el Convento de San Esteban, como bajo la peluca de piedra de Colón o el miriñaque de piedra de Dios o de Isabel la Católica o de Sánchez, con los presidentes autonómicos como enanos bajo un miriñaque. La España multinivel se puede meter entera en el sofá todo de nata de la Moncloa, con un Tàpies detrás como un desconchón genial o una ventana mediterránea descolgada pero también genial, y Sánchez intercambiando libros de abadía o licores de abadía o patenas de abadía con Torra o Urkullu o el que sea. La España multinivel se puede meter entera en sólo dos mesas, la comisión bilateral con la Generalitat, protocolo o contrato de dos como un vals de novios, y la mesa de negociación, ya más caótica y salvaje, como la mesa de los niños de la boda. Quiero decir que la España multinivel va a estar donde quiera Sánchez y va a ser lo que quiera Sánchez, y que los dineros los va repartir Sánchez como él quiera y lo demás es campanazo y paseíllo.

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