A Madrid, ciudad épica y enamoradiza donde ya están Ayuso, novia de Chaplin, y Almeida, prendado de Roxane, le ha salido ahora otro novio discordante, zalamero o pícaro. Gerard Piqué ha sorprendido con unos piropos como de viejo a esta ciudad de fondas y de palacios, capital de las envidias, de los negocios, de la política, de las musas y de las mondas, pero que ahora sobre todo es capital del odio. Piqué, catalanista o independentista, ha venido a Madrid a presentar su Copa Davis / billarín, o sea que viene más como empresario que como amante o soldado, y ningún vendedor insulta a sus clientes.

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