Netflix es el mundo global, donde puede triunfar una serie coreana con asesinatos de color lacasitos o una serie española que por fin ha preferido la acción y el ritmo a nuestro eterno bocata de chorizo con vinazo, tipismo y amargura. Parece una contradicción que los nacionalismos quieran estar ahí, en la globalidad, en la televisión que ya no es la del tiempo o el cocido de tu pueblo, sino la gramola universal del ocio. Yo creo que no es una contradicción, sino una lucha desesperada. Culturas purísimas, orgullosísimas, sienten ahora que lo fundamental es que ese juego del calamar coreano, el Doraemon japonés o la madre de dragones de un extraño planeta no kepleriano se escuchen en el idioma de su aldea. Culturas antiquísimas, poderosísimas, se rinden al pop de chicle, a la moda camisetera, al superhéroe vestido de tapón de refresco. Harían lo que fuera con tal de colar su producto, algo así como conseguir que Spiderman hable de sus cocidos.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 El Independiente | El diario digital global en español
- 2 Feijóo exige al Gobierno la liberación de la delegación del PP retenida en Venezuela
- 3 Banco Santander cambia de estrategia en los depósitos: del no se van a remunerar a queremos competir en el mercado
- 4 El Gobierno no descarta que el juez Peinado solicite al Supremo la imputación de Sánchez
- 5 La figura peligrosa y amoral de Zapatero vuelve a Venezuela
- 6 Nadal, la gran sorpresa en París con la antorcha olímpica
- 7 La inauguración de los Juegos Olímpicos, en imágenes
- 8 Cuándo juegan Nadal y Alcaraz Juegos Olímpicos de París 2024
- 9 Puigdemont despliega todas sus armas para frenar el pacto de investidura PSC-ERC