Aquí se decretó la recuperación como se decretaron las sonrisas, eso que nos dijo la ministra Carolina Darias aquella vez, desenvolviendo de verdad las sonrisas en su regazo como unos cruasanes que traía, igual que si fuera Heidi. En realidad las dos cosas son lo mismo, salir a la ruina o salir al virus con sonrisa de piruleta o sonrisa medicada, algo que al virus y a la economía les da igual y que yo no sé siquiera si es bueno para la moral, porque es como ir a estrellarse contra un muro con toda la dentadura en procesión. La recuperación es una especie de palabra sonrisa con la que Sánchez sale desde hace mucho a aguantar la crisis, la inflación, la deuda, el déficit, las sucesivas rebajas en el crecimiento, el precio de la luz y el cabreo de los productores, de los camioneros o de los palmeros. Como los dineros de Europa no terminan de llegar, lo único que queda es esa sonrisa de Sánchez, medio panecillo de Heidi en esa boca marmórea a punto de estrellarse contra la cristalera de la realidad.

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