Sánchez quiere gripalizar el bicho, le gusta más como gripecilla de caramelo mentolado y palomar de pañuelos que como pandemia todavía desestabilizadora y mortal. La OMS ha descartado que el virus pueda ser tratado, llamado y despachado como una gripe, pero Sánchez puede hacer ciencia igual que hace política, cambiando palabras como cambia los azulejos de las calles y esos aviadores y escritores a los que el mero bronce convirtió en fascistas. No es que al bicho degradado así, como un cabo confederado, se le pueda derrotar mejor por humillación. No, es que gripalizar es una palabra que le pone una aspirina efervescente a normalizar y a tranquilizar, y Sánchez no va a renunciar a esta solución tan sencilla y casera como una cataplasma. Si no quieres pandemia, no la llames pandemia. Si no quieres problema, no lo llames problema. Yo me pregunto si se podría gripalizar igual a Sánchez, hacer que sea menos dañino llamándolo concejal o mancebo en vez de presidente.

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