Parece que el Gobierno no va a tomar medidas de reducción de impuestos ni tampoco de gastos hasta que no se haya celebrado la reunión del Consejo Europeo de los días 24 y 25 de este mes. Pedro Sánchez no quiere adentrarse solo en la complicación que supone para él tomar medidas que van a irritar sin ninguna duda a sus socios minoritarios del Gobierno y le van a dinamitar definitivamente sus Presupuestos.

Y además no ha descartado aún la posibilidad de convencer a los demás líderes europeos de que su fórmula para “desenganchar” el precio del gas del de la electricidad es la más adecuada para los tiempos que corren. Esa es su esperanza porque si la UE bendice su propuesta, eso le libraría del trago de rebajar los impuestos al consumo eléctrico, cosa que privaría al Estado de parte de unos ingresos que en términos tributarios iban hasta ahora como un tiro. Pero no es probable que los 27 secunden la idea del presidente del Gobierno español o, por lo menos, no se ha demostrado hasta el momento que una mayoría se incline en favor de esa fórmula.

La realidad es que, a pesar de que la representación con que se celebraron ayer las conversaciones entre el Gobierno y los grupos parlamentarios de la oposición eran del más alto nivel por parte gubernamental -nada menos que las tres vicepresidentas además del ministro de la Presidencia- allí no se  concretó absolutamente nada a pesar de que se suponía que se iban a consensuar decisiones para afrontar la "economía de guerra" a la que nos encaminamos.

Únicamente se enunciaron por la parte socialista “medidas” en términos genéricos. Es decir, Nadia Calviño enumeraba: “medidas para rebajar esto, medidas para paliar lo otro, medidas para contribuir a lo de más allá” pero de las medidas concretas con datos precisos, no se escuchó ni una sola palabra.

Es más, cuando la delegación de los populares iba desgranando ante sus interlocutores  una lista de propuestas algo más detalladas, la delegación socialista las escuchaba y a continuación se producía el silencio. Es decir, ni sí ni no, sino todo lo contrario.

Por lo tanto, los miembros de la delegación del grupo popular llegaron a la conclusión de que, o bien el Gobierno no tiene a estas alturas ningún plan concreto elaborado y por eso no decían nada, o lo que tiene decidido no se lo quiere trasladar a los grupos, o lo que sucede es que lo único que busca es que éstos le aseguren el apoyo al decreto que se presente en su día y nada más.

Podemos esperar sentados a conocer alguna medida que palíe la situación límite de muchos sectores

Una especie de compromiso -previo a la elaboración del decreto- con el que presentarse ante Bruselas con el respaldo explícito de los partidos de la oposición, dado que con el  apoyo de sus socios de Gobierno y de quienes le han permitido sobrevivir a lo largo de la legislatura no pueden contar.

No tiene prisa Pedro Sánchez y no va a mover un dedo hasta pasados el 24 y el 25 de marzo, así que ya podemos esperar sentados a conocer antes de esa fecha alguna medida que palíe la situación límite en la que se encuentran muchos sectores productivos españoles, desde las industrias, los transportes, la agricultura, la pesca a las economías familiares.

Lo que tampoco va a suceder, y eso es algo tranquilizador para muchos de nosotros, es que el presidente del Gobierno le haga el menor caso a las propuestas de los miembros del sector de Podemos, que siguen amarrados al Ejecutivo porque a dónde van a ir que más valgan.

Propuestas que se dan de bofetadas con la realidad a la que la economía española se enfrenta ahora mismo y que sin duda va a empeorar según pasen los días: limitar los beneficios a las eléctricas, ampliar el Ingreso Mínimo Vital, dar cheques a las familias en situación de pobreza, lo que ahora se llama “vulnerables”, o congelar los alquileres. Estas son las medidas que propone el partido morado  

Cuenta Cristina de la Hoz que estas sugerencias han sido pactadas entre los distintos sectores de la izquierda a la izquierda del Partido Socialista «para que entre el PSOE, el PP y Vox no te coman el marco entero de rebajas de impuestos» dicen en Podemos.

Pero aquí va a pasar lo mismo que pasó ayer en la sesión de control en el Congreso de los Diputados y lo que ocurrió anteayer en la rueda de prensa del Consejo de ministros: que la parte socialista no quiere que la parte morada intervenga en estas circunstancias para nada. Prefieren que estén callados.

Ayer el grupo popular tenía registrada una pregunta para la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, pero la respuesta le fue derivada a la vicepresidenta primera Nadia Calviño, a pesar de que la señora Belarra estaba sentada en el banco azul. Y ésta no dijo nada.

Y anteayer, a la pregunta de una periodista dirigida a la ministra de Igualdad, Irene Montero, presente también en la mesa de la sala de prensa, la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez se apresuró a impedir que la señora Montero llegara siquiera despegar los labios: “Estoy segura de que la ministra no tendrá inconveniente en responderle a usted desde su ministerio”, cortó la portavoz. Y Montero tampoco dijo nada.

Las cosas deben de estar poniéndose muy tensas en las relaciones entre Podemos y el PSOE dentro del Gobierno y tiene todo el sentido porque las decisiones que en estas circunstancias tiene que afrontar Pedro Sánchez, le guste o no le guste, van en la dirección exactamente contraria a las posiciones que querrían imponer los morados, excepción hecha de Yolanda Díaz, que está desde hace mucho tiempo ya en otra onda.

Una situación que, en circunstancias normales, daría pie a una crisis de gobierno. Pero aún es pronto para que el presidente se deshaga definitivamente de unos acompañantes que no son precisamente los más deseables para afrontar una crisis de la dimensión de la que padecemos y padeceremos.

Para navegar por las aguas agitadas que están zarandeando el barco en el que viajamos todos los españoles y también para presentarse ante los socios europeos con una pátina de solidez y de credibilidad, la compañía adecuada es la que le proporciona el PP.

Por eso su aval le es imprescindible al PSOE. Pero lo que no le pueden pedir al primer partido de la oposición es un cheque en blanco, que es lo que de momento parece que se pretende.

Se está de acuerdo en lo sustancial, esto es, la necesidad de aligerar el esfuerzo económico que deben hacer familias […]