Tenía que aparecer Zapatero para rematar la campaña, como un angelito de árbol de Navidad, un poco niño, un poco gigantea y un poco corcho. Si Sánchez es bueno como el papa y alto como Obama, Zapatero yo creo que es superior, es como el Principito del PSOE, el adulto niño, el niño flor, guía del niño en el hombre y del hombre en el niño, además de planeta de un solo habitante, o sea él. El Principito, quiero decir Zapatero, llegó con su cosa de Napoleón de guardería y enseguida sacó a Griñán y a Chaves, a los que pidió recordar “con orgullo extraordinario”, como a rosas de su planeta. Zapatero, ciertamente, sólo decía la verdad, como los niños ingenuos o soberbios: el PSOE se siente orgulloso de Chaves y Griñán, que al fin y al cabo “fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante”, y aquí la rosa son 40 años de imperio fluvial en Andalucía. La realidad de los adultos (y de los tribunales) suena diferente: mangar para ti te hace un simple chorizo, pero mangar para la famiglia, para el partido, para mantener su poder, te hace un mafioso.

Zapatero, con sus zapatones y su espada de papel, ha salido de su cajón navideño o de su asteroide desconchado a decir verdades de niño, que siempre son escándalo para los adultos. La verdad nunca ha sido amiga de Sánchez, y aunque es cierto que el sanchismo fue una vez una especie de infancia política, eso ya se ha terminado, que ya ha llegado la realidad como un bigotillo en la cara de niño de coro de nuestro presidente. El PSOE andaluz, que tiene a Sánchez como gafe nacional y a Espadas como un cristobita maltratado en su guiñol, lo que menos necesita ahora es a Chaves y Griñán. El PSOE necesita muchos dineros europeos y una izquierda a su izquierda que esté más unida y sea menos salvaje. Y no le vendría mal que en el PP volviera a haber una de sus guerras de tunos, tan vistosas y crueles. Y que algunos men in black borraran la memoria de los españoles de un flashazo pringoso y consolador, claro. Pero de eso no hay nada. En realidad, de todo lo que necesita el PSOE, lo único que tiene es Vox, siempre tan fiel con su ejército como de centauros de Ceuta y de amazonas castañueleras y bordadoras. Pero para qué van a servirles Chaves y Griñán, que con sus ERE parecen gente de Puerto Hurraco…

El PSOE no necesitaba para nada a Chaves y Griñán, que ahora al personal les tiene que sonar como al Gordo y el Flaco con bola de preso

El PSOE no necesitaba para nada a Chaves y Griñán, que ahora al personal les tiene que sonar como al Gordo y el Flaco con bola de preso. O quizá sí los necesita, después de todo. Quiero decir que a lo mejor no es que Zapatero haya llegado con el corazón abierto como una portezuela de reloj de cuco y le hayan salido la verdad y un festival de viejos amigos, así a lo Looney Tunes. A lo mejor es que el PSOE no tiene mucho más para sacar. El PSOE tiene ahora tan poco que Sánchez se va como al último Lourdes que es el propio papa, y se va a ver a Obama como al mago de Oz, para que le dé corazón, cerebro o valor, o todo eso en un pack relleno de serrín, como ésos de colonias y lociones. El PSOE tiene ahora tan poco que Adriana Lastra tiene que salir con los rulos en llamas para advertir de que a las mujeres las van a dejar otra vez sin derechos y con la pata quebrada, allí en su cocina como su pista de patinaje. Ni el PSOE tiene mucho, ni tampoco su ultraizquierda escolta o carabina, que Yolanda Díaz tuvo que recurrir a los “represaliados del franquismo” como el que recurre ya al espiritismo. 

Chaves y Griñán, bandidos del pueblo, abuelos robaglobos, jubilados justicieros como los que protestan contra los bancos, a lo mejor todavía tienen su público, sus simpatías, que algo de agradecimiento y de recuerdos deben de guardar todas aquellas “criaturitas” que recibían dinero público y arbitrario (o sólo coca, cubatas y putas) a cambio de fidelidad y pleitesía. Algo bueno debe de conservar todavía su invocación, que el PSOE no se ha hecho el despistado, sino que el mismo Espadas (o sea, todo el sanchismo que lo gobierna metido en sus calcetines) salió también a defender la honradez y el orgullo socialista de los ínclitos expresidentes. Chaves y Griñán aún son baza política, o al menos no son peores que los muertos de Franco, el propio Franco muerto, los señoritos de Gracita Morales o Macarena Olona de vicepresidenta Panzer. Aún es pronto para que los 40 años de dinastía egipcia del PSOE se conviertan en nostalgia, en morriña así como colonial y dulcificada. Pero ya digo que el PSOE tiene tan poco que nada parece demasiado loco. Todo esto resulta aún más desesperado viendo que a Moreno Bonilla parece que le basta con una vaca y con no perder el bonobús.

Zapatero ha entrado en campaña y ha culminado la campaña, porque más allá de Chaves y Griñán ya no se puede ir. Zapatero ya ha cubierto todo su planeta y todo su universo de Principito con esto de recurrir al recuerdo de Chaves y Griñán, que no es ya el patrocinio de señorito de los ERE sino esa imagen de una Andalucía construida largamente por el providente PSOE, como si fuera una presa o una muralla china. Pero yo creo que el andaluz ahora, simplemente, se está dando cuenta de que pueden gobernar otros y hacerlo mejor, sin que se abran simas ni vuelen demonios. Peor que el PSOE andaluz no se puede hacer, ésa es la gran enseñanza, y también la mejor campaña que se ha encontrado Moreno Bonilla, al que parece que le basta con que no se le caigan los pantalones. Encima, Sánchez es como los cuatro jinetes del Apocalipsis en limusina de estrella pop, y Podemos ha devuelto a la izquierda a su jungla.

Zapatero, o simplemente ese PSOE sin doblez que salta de vez en cuando como un muñeco de resorte, saca a Chaves y Griñán como el último migajón que queda en el saco, acabados los dineros, las baratijas, los figurines y los espantajos. Pero creo que nada de esto va a servir. “Lo esencial es invisible a los ojos”, ya saben. Salvo, quizá, cuando los abres por primera vez en mucho tiempo.