La Fiscalía Anticorrupción ha archivado la causa de las mascarillas, la causa de Ayuso, la causa del hermanísimo enésimo en esta España que da hermanísimos igual que da conejos. Ayuso ha salido enseguida como con un pañuelo gitano, a proclamar su honra de sábana hervida y beso en el pulgar y a decir que en Madrid no hay corrupción (no tiene nada que ver, pero tocaba desahogo). A mí, la verdad, la cosa me sigue interesando más como guerra que como causa judicial, que ahí ya sólo mandan los empollones. Antes de ser causa, con su denuncia en romería y su cartapacio de boticario (la justicia parece hecha por boticarios antiguos, con su bata ceremonial y su balanza para polvitos), fue sobre todo la batalla del PP, impresionante, pavorosa e irreal como una batalla naval en mitad de Madrid. Ayuso no sé si pide ahora actos de desagravio a los denunciantes, pero es normal que la oposición denuncie, acuse y monte escándalos y romerías. Lo que no era normal era que lo hiciera el propio PP.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 Pegasus sirvió para desenmascarar al espía Pablo González
- 2 La banca se prepara para bajar la remuneración de las cuentas
- 3 Gobierno para rato
- 4 España deniega el asilo a un saharaui perseguido por Marruecos
- 5 Arsuaga y Millás, después de tres libros juntos: "No somos amigos"
- 6 El sueco que enseñó cómo vivir con "idiotas" tiene nuevo libro
- 7 Fiebre por la calistenia: "Hay parques de barras gratis por todas partes"
- 8 Así es el 'ChatGPT' español que ultima el Gobierno: "Es único"
- 9 El Constitucional se prepara para apartar a Campo de la amnistía