La semana que acabamos de dejar atrás ha demostrado que en la política, como en la vida, los éxitos duran lo que duran... y también las derrotas. Tras el 'tsunami' que supuso el éxito electoral del pasado 19-J andaluz, con la histórica mayoría absoluta de Juanma Moreno y las proyecciones que de ella se hicieron en clave política nacional, elevando a los altares a Alberto Núñez Feijóo y dando por amortizado a Pedro Sánchez Castejón, llegó el Debate del Estado de la Nación y cambió el cuento... ¡y de qué manera!

Una cita parlamentaria, la más importante del año junto con el debate presupuestario, que no había podido celebrarse desde 2015 por las convulsas circunstancias que se han ido sucediendo, tanto en la política española como en el tablero global, y que había suscitado un morbo desmesurado por comprobar si quedaba certificado el 'entierro político' definitivo del jefe del Ejecutivo o su resurrección. Ha ocurrido lo segundo.

Cuando pintan bastos, los gobernantes tiran de chequera

Los anuncios hechos por Pedro Sánchez de modificar al alza la fiscalidad de eléctricas y bancos, unido a los 'cheques a tutiplen', como el de 400 euros para becas, han permitido al presidente reconciliarse con sus socios de izquierdas. Se han cerrado algunas heridas abiertas en el gabinete, que llevaban ya siendo durante demasiado tiempo un secreto a voces, y se ha conseguido 'aplacar' a nacionalistas vascos y catalanes, lo que dota a Sánchez de una cierta tranquilidad a la hora de afrontar la recta final de la legislatura.

En auxilio del presidente ha venido también la circunstancia de que se haya visualizado a un primer partido de la oposición, el PP, 'descabezado' parlamentariamente, con un líder que por las circunstancias internas de esta formación y sus reciente crisis no es diputado en el Congreso, lo que ha obligado a Cuca Gamarra, secretaria general y portavoz parlamentaria, a asumir su representación . Ni aunque la eficaz Gamarra hubiera cuajado la pieza oratoria más depurada, hubiera sido suficiente. Las circunstancias mandan y en este caso el viento también ha soplado de cola para el líder socialista. 

¿Estado de la Nación o estado de la población?

Sentado lo anterior, debo decir que me quedo con una sensación más que agridulce. Al final, los representantes políticos tienden a explicar que lo más importante de un debate de estas características son las propuestas de resolución; las que afectan a la vida real de los ciudadanos. Cada grupo presenta las suyas, claro está, y las que son consensuadas y aprobadas por una mayoría suficiente de diputados se elevan al gobierno para que les dé forma, vía decreto o proyecto de ley o cualquiera otra que se traduzca en hechos concretos y tangibles. ¿De verdad las eléctricas y los bancos van a asumir la parte del coste social que les correspondería o lo repercutirán en los recibos y en sus comisiones a los sufridos españolitos de a pie? ¿Llegarán esos euros prometidos a los estudiantes que más lo necesitan porque carecen de medios económicos para continuar su formación? Estoy deseando verlo.

Mucho me temo que, una vez más, se ha desaprovechado una ocasión de oro. En vez de discutir sobre el estado real de nuestra economía, con unos precios que crecen ya por encima de un 10 por ciento y unos salarios que lo hacen, en función de los convenios recientemente firmados en los entornos de tan sólo un 2,5 por ciento, las cosas no parecen augurar un invierno esperanzador para unos ciudadanos agotados ya por la pandemia y la crisis. Si a esto sumamos una amenaza más que real de restricciones energéticas, cara al próximo otoño- invierno, me parece una auténtica frivolidad consumir horas debatiendo sobre leyes de memoria que podrán tener la importancia que tienen, sin duda alguna, pero que no resuelven la papeleta económica de una ciudadanía exhausta. Añadan a este inquietante panorama la anunciada subida de tipos en Europa y en Estados Unidos y la perspectiva, más que real, de que el sátrapa Putin mantenga cerrado el grifo del gas a Alemania, motor de Europa, y échense a temblar. 

Estrategia de salón, previsiones demoscópicas...y ciudadnos ala intemperie

No me cabe duda de que en los próximos sondeos, tanto del CIS como de institutos privados, la figura de Pedro Sánchez volverá a salir revitalizada, tras el éxito de la Cumbre de la OTAN en Madrid y el paseo militar que el presidente se ha dado en esta cita parlamentaria. Pero la vida sigue... y es imprevisible. Más si tenemos en cuenta los vaivenes y las convulsiones a las que asistimos, sobre todo en los últimos meses.  Parece ya un tópico pero insto, desde este artículo, a los políticos y a sus equipos de gobierno y a quienes los asesoran a utilizar menos el 'excel' y a trazar menos estrategias de despacho, que más parecen orientadas a sus intereses electorales cortoplacistas, y a piar la calle. A hablar con la gente, a pulsar el estado real de una ciudadanía al borde del agotamiento. Creo que ninguno iba a ser increpado por ello, más allá de los cuatro exaltados de siempre. Y que los votantes, lo agradecerían de verdad.