De Tezanos ya sólo se puede escribir con ternura, como del señor Miyagi. O como algunos escriben de Griñán, claro. Tezanos no ceja en una lucha contra la realidad y contra el tiempo que ha terminado en romántica, melancólica, arcaica y vana, igual que un aficionado a los soldaditos de plomo o al claqué. Tezanos no acierta nunca y no se cansa nunca, es como el Coyote del Correcaminos, que también nos daba ternura en ese fracaso suyo que era tenaz, voraz, urgente y sin esperanza. Tezanos ha vuelto del verano vigorizado, con una nueva catapulta y un nuevo esquema dibujados en su escritorio de jubilado acuarelista, belenista o ebanista. Con la ilusión de un chiquillo, con la ilusión de la primera vez, nos deja otra encuesta o quizá nos canta La verbena de la Paloma, nos deja el triunfo de Sánchez o quizá un triunfo de Gento, nos baila la remontada del PSOE más como un recuerdo que como una propuesta, como si fuera un foxtrot. Y yo creo que el personal sonríe, claro, como ante los viejitos enamorados o los viejitos bailones.

Para poder acceder a este y otros contenidos debes de ser suscriptor.

Opciones de suscripción

¿Todavía no estás seguro? Consulta aquí todas las ventajas de suscribirte a El Independiente.

¿Ya eres usuario Premium?

Identifícate