Pedro Sánchez está desinflamando tanto Cataluña que por allí ya preparan el próximo referéndum de independencia como si fuera la tomatina, con mucha previsión alegre de gentes, viandas y sucedáneos festivos de la violencia. Está tan desinflamado el ardor indepe, sobre todo desde que Sánchez se puso el traje berenjena de regalar chuches de Willy Wonka o globos de mimo, que el independentismo ya está haciendo cálculos, listas y ramos, eligiendo fechas, tipografías y castillos, como para la boda de una heredera. 50% de participación, 55% de síes y una estimación de primos, abuelas, gorrones y entremetidos que se ajuste a la geometría sentimental tanto como a la económica y a la arquitectónica. Así van ya de avanzados los planes de la parte desinflamada, que yo creo que está ciertamente desinflamada porque en vez de centrarse en el esfuerzo y el sacrificio de una revolución ya sólo tienen que centrarse en la gracia de sus adornos florales. Luego pide García-Page que no nos tomen por tontos, cuando los tontos ya tienen su propia mesa en la celebración, como la mesa de los niños en las bodas, todo papafritismo y kétchup.

Para poder acceder a este y otros contenidos debes de ser suscriptor.

Opciones de suscripción

¿Todavía no estás seguro? Consulta aquí todas las ventajas de suscribirte a El Independiente.

¿Ya eres usuario Premium?

Identifícate