
Félix Bolaños, este martes en un acto del PSOE.
Pedro Sánchez está desinflamando tanto Cataluña que por allí ya preparan el próximo referéndum de independencia como si fuera la tomatina, con mucha previsión alegre de gentes, viandas y sucedáneos festivos de la violencia. Está tan desinflamado el ardor indepe, sobre todo desde que Sánchez se puso el traje berenjena de regalar chuches de Willy Wonka o globos de mimo, que el independentismo ya está haciendo cálculos, listas y ramos, eligiendo fechas, tipografías y castillos, como para la boda de una heredera. 50% de participación, 55% de síes y una estimación de primos, abuelas, gorrones y entremetidos que se ajuste a la geometría sentimental tanto como a la económica y a la arquitectónica. Así van ya de avanzados los planes de la parte desinflamada, que yo creo que está ciertamente desinflamada porque en vez de centrarse en el esfuerzo y el sacrificio de una revolución ya sólo tienen que centrarse en la gracia de sus adornos florales. Luego pide García-Page que no nos tomen por tontos, cuando los tontos ya tienen su propia mesa en la celebración, como la mesa de los niños en las bodas, todo papafritismo y kétchup.
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