'No quiero esconderme más'. Así de simple pero así de tremendas sonaban las demoledoras palabras del futbolista checo del Getafe, que juega esta temporada en el Spartak de Praga, Jakub Jankto. Es absolutamente histórico, y constituye un hito, que un jugador profesional de la Liga se declare abiertamente homosexual y salga del armario, con todas las consecuencias que ello conlleva tanto para él como para su entorno y para el rancio y a veces atávico mundo del fútbol en general. Espero que, después de este valiente paso, sean muchos más los que demuestren el mismo coraje y sigan su estela.

'Como todos los demás yo también quiero vivir mi vida en libertad'. Desde siempre ha existido un velo de silencio en torno al llamado 'deporte rey' que ha impuesto que en un ambiente tan masculino, tan de 'machos', como el de un vestuario, fuera materialmente imposible 'ir contra corriente' y declarar abiertamente que tu condición sexual no era la tradicionalmente considerada correcta y apropiada para un deporte como este. 

No sólo el cerrado y apolillado espacio de los vestuarios... fuera, en una grada, que ruge de forma a veces poco racional, la consecuencias de declararse públicamente homosexual podían llegar a ser imprevisibles.

El hecho de que Jankto sea noticia y se le esté ensalzando en los últimos días como a un valiente debería avergonzar al mundo entero en general y al de la industria futbolística en particular

Ocurre sin embargo que estamos ya en pleno siglo XXI y este 2023, en el que en países como el nuestro avanzamos en tantas cosas como en la reforma de la Ley del Aborto, en la modificación de la legislación relativa al consentimiento sexual de las mujeres como elemento central en la consideración penal de cualquier abuso, o en lo que tiene que ver con la protección legal del colectivo trans, no parecía de recibo que este temor siguiera existiendo. Al final, ha llegado lo que era inevitable que llegara: el hecho de que por fin, futbolistas de primerísimo nivel, estrellas que son auténticos iconos para millones de personas, sobre todo jóvenes, en todo el mundo, dieran un paso al frente, que muchos como yo llevábamos décadas reclamando. 

En realidad, el hecho de que Jankto sea noticia y se le esté ensalzando en los últimos días como a un valiente debería avergonzar al mundo entero en general y al de la industria futbolística en particular. El que esta cuestión, que debería estar desde hace decenios completamente normalizada, tal y como ya lo está en muchos otros ámbitos de la vida pública y privada, sea aún un tabú en el fútbol profesional masculino, nos da que pensar acerca del larguísimo terreno que debemos todavía recorrer hasta alcanzar un pleno reconocimiento en cuestiones que si a nivel de calle son perfectamente normales, salvo en reductos extremadamente cerrados y apolillados, en la vida pública deben ser completamente normales, aceptados, respetados y protegidos.

La responsabilidad corresponde aquí a todos, tanto desde el punto de vista individual como al colectivo, como sociedad, pero en especial a los dirigentes de este gran negocio. El hecho de que algunas directivas de importantísimos clubes, no sólo españoles sino de otros países, sigan respaldando a grupúsculos de ultras que atemorizan con sus cánticos y amenazas a jugadores de color o a otros que, como ahora puede ser el caso del futbolista checo, se aparten de la 'normalidad' es absolutamente inaceptable y debería motivar no sólo su apartamiento de los estadios de fútbol sino una persecución legal con todas sus consecuencias por incurrir en posibles y evidentes delitos de odio y homofobia. 

Han sido incontables los mensajes de apoyos recibidos por Jakub. Entre todos ellos el que más me ha emocionado es el de su exmujer Markéta Ottomanská, con quien tiene un hijo de 4 años en común.

La joven, empresaria y mentora de desarrollo personal, ha felicitado su exmarido: "Estoy muy orgullosa de que haya sido capaz de reunir la fuerza para hacerlo público. Es el primer futbolista en activo que lo anuncia. Los únicos que lo habían admitido son los que están retirados, todos los demás lo mantienen en secreto... Tienen miedo de lo que diga la gente". Una declaración emocionada, sincera y que refleja de forma clara la hipocresía infumable en la que están obligados a vivir la mayoría de los futbolistas homosexuales.

“Cuando Jakub me lo dijo también me dio una gran libertad. Lo importante ahora es que él esté a salvo y feliz. Seguro que se sentirá aliviado y nada le corroerá por dentro". Gracias Markéla por unas palabras importantes como las de Jakub.

Lo más relevante es que Jantko se expresó con coraje y franqueza, pero también con la mayor naturalidad, y eligió para ello las redes sociales: "Tengo fortalezas y debilidades, tengo amigos, familia y un trabajo en el que lo he hecho lo mejor que he podido. Como todos los demás, yo también quiero vivir mi vida en libertad"'". Así de maravilloso era su mensaje y así de contundentes sus palabras, grabadas y viralizadas en un vídeo que él mismo subió a una cuenta de Twitter que se creó, sólo para dar a conocer al mundo esta noticia. Su paso al frente ha generado, como no podía ser de otra manera, una catarata de apoyos y mensajes de cariño y de ánimo desde todos los puntos del orbe. Su propio club le apoya sin fisuras: "Vive tu vida, Jakub, tienes nuestro apoyo". No hay más cuestiones, no hay más comentarios. ¡Bravo valiente!