Hoy se cumple un año de la invasión rusa de Ucrania, esa que el Kremlin negó reiteradamente aún cuando cientos de carros de combate estaban ya a las puertas de Ucrania.

Un año después la situación ha dado un vuelco en todos los sentidos: la resistencia de la población ucraniana a dejarse pisotear por la Rusia imperial que vuelve a soñar Vladimir Putin fue una de las sorpresas de esa guerra que apenas acababa de comenzar.

Esa resistencia es ya legendaria y eso que no ha pasado más que un año del comienzo de la invasión. Allí se lucha con todas las armas al alcance de cualquiera que esté en condiciones de plantar cara a los invasores por el procedimiento que sea.

La población ucraniana defiende encarnizadamente su modo de vida, sus tradiciones, su territorio y sus casas y no quiere bajo ningún concepto volver a someterse al imperio soviético con el que sueña Putin.

La otra sorpresa para esta parte de la Europa occidental ha sido su presidente, Volodímir Zelenski. Cuando dijo “Aquí estoy” al comienzo de la invasión nadie en esta parte de Europa pensó que resistiría al frente de su población y de su ejército de la manera en que lo ha hecho.

Su entereza le ha llevado a visitar los parlamentos de una decena de países, el primero que hizo fue a los Estados Unidos donde además de intervenir en una sesión conjunta del Congreso y del Senado estadounidense se entrevistó con el presidente Joe Biden para implementar la ayuda que ya le había proporcionado la administración norteamericana.

“Rusia no es el enemigo de Ucrania, sino de Europa, de Occidente y de la paz internacional en general. Es solo cuestión de tiempo que ataquen de nuevo a otros aliados si no les paramos ahora”, advirtió Zelenski ante los congresistas y los senadores y prometió que sus fuerzas aguantarán el embate ruso sin quejarse “ni rendirse jamás” y aseguró con un cierto optimismo que “están perfectamente capacitados para operar tanques y aviones estadounidenses”. Eso no era enteramente cierto en aquel momento, pero sí lo estarán previo entrenamiento en los países de la Unión.

Era la primera vez que Zelenski lanzaba ese mensaje en un Parlamento extranjero pero a continuación repitió esas salidas a casi todos los parlamentos de los 27 miembros de la Unión Europea, con un único mensaje: la supervivencia de Ucrania es la supervivencia del modo de vida de la UE. Si cae Ucrania, las posibilidades de que caiga Moldavia son enormes.

La posibilidad de Putin llegue hasta las fronteras de la Unión se acrecienta y se convierte así en una amenaza para el continente.

Esta ha sido la razón del fortalecimiento de la OTAN, una organización defensiva que estaba dando en los últimos años pruebas de bostezo. La convicción errónea de que, caída la Unión Soviética, Rusia se iba a convertir en un firme aliado de los principios democráticos ha lastrado la estrategia de la OTAN hasta la invasión de Ucrania.

No hemos querido ver el prisma amenazador que venía no del mundo yihadista musulmán sino también de la Europa antes soviética

Y ahora se comprueba que las inversiones en Defensa de casi todos los países son claramente insuficientes -no digamos ya de España- para mantener alzada y salvaguardada la defensa de nuestro sistema de vida. Y ahora se llama a la industria armamentística para que incremente la producción de munición porque nos estamos quedando sin las provisiones estratégicas para la defensa de nuestros respectivos países.

Ha habido una falta de previsión y una laxitud culpable en pensar que todo estaba hecho con nuestros pequeños logros y no hemos querido ver el prisma amenazador que venía no sólo del mundo yihadista musulmán sino también de la Europa antes soviética.

Y nos hemos ajusticiado con el gas ruso y con las empresas rusas y con la expansión empresarial en Rusia, y el dinero ruso invertido en nuestros países sin pensar que estábamos metiendo al enemigo en casa. Hemos pecado de una enorme ingenuidad o quizá de algo peor: de una falta de cautela que ha resultado ser suicida.

El último gesto amenazador de Putin ha sido la suspensión del tratado de desarme nuclear con Estados Unidos. No es probable que convierta esa amenaza en hechos porque sabe que en ese caso su propia destrucción y la destrucción de su país estaría fuera de toda duda.

Zelenski ha sido en ese sentido providencial cuando ha llamado la atención sobre lo que supondría una victoria de Rusia sobre Ucrania. 

Por eso apoyamos ahora al país de Zelenski cuando antes de eso la Europa comunitaria y los Estados Unidos no movieron un sólo dedo cuando Rusia invadió la península de Crimea.

El presidente norteamericano, Joe Biden lo ha dicho desde Polonia, a donde ha acudido después de visitar a Zelenski en Kiev : "Putin ya no duda de la fuerza de nuestra coalición, pero sigue dudando de nuestra convicción".

Pero ahora que ya hemos visto abiertas las fauces del lobo imperialista que se encarna en Vladimir Putin luchamos junto a Ucrania para impedir su victoria.

Ucrania no puede perder la guerra.