"¿Te imaginas un amor sin el desgaste de lo obligatorio, de lo cotidiano? Jamás vi un amor así". Esta frase se la dice Ricardo Darín, en su papel del agente Espósito en El secreto de tus ojos (que ahora cumple 14 años), a su jefa para que reabra el caso de un asesinato. Una mujer a la que mataron dejando a su marido congelado en el tiempo, sólo con pasado y sin querer ningún futuro. Se lo dice después de saber que él lleva un año recorriendo las estaciones de tren de Buenos Aires para encontrar al culpable, después de que le diga que él ya sólo vive de recuerdos. 

En el colegio escuché la historia de alguien que se acababa de casar y a los pocos meses su marido había muerto en un accidente. Me la contaron después de verla en el parque de al lado paseando al perro. La vi desde entonces muchas veces, muy rubia con la cabeza siempre hacia abajo y siempre sola.

Cuando le pregunté a esa mujer que por qué llevaba tantos años sola, que por qué no rehacía su vida, me dijo, sonriendo, que nadie podía competir con un muerto

También conocí a una mujer que en su mayor momento de felicidad había perdido a su marido de un infarto. Él era jovencísimo y acababan de mudarse para empezar un futuro que se les cortó en el primer capítulo. Con un par de niños tan pequeños que ya sólo recordarían a su padre por las fotos. 

Hay algo terrible cuando el amor se corta sin el "desgaste de lo obligatorio, de lo cotidiano". Cuando le pregunté a esa segunda mujer que por qué llevaba tantos años sola, que por qué no rehacía su vida, me dijo, sonriendo, que nadie podía competir con un muerto.

No falla, no miente, no discute, no llega tarde ni te toca las narices. Sólo te acuerdas de lo bueno, de las risas, de esa juventud que nunca se acaba, de todo lo que ibais a hacer y nunca se hizo. Le recuerdas feliz y moreno en las fotos del verano, eternamente joven mientras tú envejeces. Él siempre sigue siendo el mismo sin haber pasado por los quiebros que nos convierten en otras personas. 

Quizás si siguiera vivo, los años les habrían separado; quizás su matrimonio habría sido un fracaso, se habrían terminado odiando, cogiendo manía, habrían conocido a otra persona. Habríamos visto muchos amores así. Ella no habría vivido de recuerdos, sería una vida como la de todos los demás de etapas y capítulos nuevos. De rencores, perdones y entusiasmos.

Como le dijo Espósito a su jefa: "Usted no sabe lo que es el amor de ese tipo, conmueve. Es como si la muerte de la mujer lo hubiese dejado ahí detenido para siempre, eterno". Catorce años después, aquel hombre atrapado en los recuerdos nos sigue paralizando a todos.