El PNV ya ha dicho que no estará en ningún acuerdo o componenda en el que participe Vox, o sea que he aquí que un partido de granito nacional, folclore mitológico, raza destilada y banderas hemostásicas se escandaliza ante otro partido de granito nacional, folclore mitológico, raza destilada y banderas hemostásicas. Estas cosas extrañas, o naturalísimas, tiene la política. PNV y Vox, que tienen Patria y morriña, Dios y leyes viejas, casta e historia, alcázares y falanges, pitos y flautas, no se pueden ver porque son tan puros en lo mismo que son lo opuesto. Es lo que suele ocurrir cuando hay competencia por las cosas santas, puras y falsas como las naciones, los dioses o cualquier otra superstición. El PNV es más de derechas que Vox, como lo es el partido o facción de Puigdemont, heredado del pujolismo de saca y de la beatería de buen paño de por allí. Pero los nacionalismos monteses no pueden dejar de chocar sus testas montesas, y ahí, entre dos cornamentas nacionalistas, áureas y retorcidas, se vuelve a quedar el pobre Feijóo como atropellado por un trolebús.
Nos han dicho que las derechas no suman, y lo que pasa es que nadie suma ahí a las derechas más derechas y de derechas que tenemos, derechas institucionales, nacionales, fundadoras, vaticanas, con jurisdicción propia en cielos propios y teologías propias, o sea el PNV y Junts. Sí, el PNV es más de derechas que Vox, y hasta más que el catalanismo de derechas, que le gana en la santificación de la pela pero no en ese medievalismo artúrico suyo, hecho de piedras, tocones y magia de sangre. Seguramente no hay partido más de derechas aquí que el PNV, carlistón y garrulo, tribalmente esencialista y toscamente supremacista (no hay que irse a Sabino Arana, basta irse a Arzalluz, con sus cráneos y su Rh, como un patólogo lombrosiano y loco). Tanta izquierda y tanta derecha para, al final, ya ven, tirar ambas por algo que parece más atávico y desde luego más poderoso.
Parece raro en este mundo hiperideologizado, pero no todo se explica con la izquierda y la derecha, algo que ahora mismo yo creo que le conviene sobre todo a Sánchez, que traza la frontera arbitrariamente con su chorra morena. Y no me refiero a que ahora se lleva más el esquema bidimensional, con un eje para la libertad individual y otro para la libertad económica, que te da la ideología no en un color sino en un vector. Tampoco me refiero a ésos que dicen que no son de derechas ni de izquierdas ni de ningún lado, que ya sabemos de dónde suelen ser. Me refiero a la artificiosidad que tienen a veces esas palabras, casi meramente rituales, y que quizá han devenido en significantes vacíos, como tantas otras. El PNV, derecha de espadón, crucifijo y fueros, ahora dicen incluso que es progresista, socialdemócrata. Cabría preguntarse si un partido nacionalista, con nación cultural o étnica me refiero, puede ser progresista, socialdemócrata o simplemente demócrata. Pero más extraño es que Sánchez, que es apolítico, sea considerado progresista en vez de simplemente bailón.
El PNV ha dicho que no a Feijóo, no ya por él (el PNV, desde lo alto de su montaña caprina, heráldica y orgullosa, ya pactó con el PP), sino por Vox, por la presencia o vibración chunga de Vox, como un fantasma de Juana la Loca. Y es que Vox es otro nacionalismo con porrón y vellocino, y los nacionalismos siempre tienen de enemigo a otros nacionalismos, que así se entretienen peleando en sus montañas mitológicas como dioses con jabalina y honda.
Antes que las derechas y las izquierdas, incluso antes que la pela, estaba la tribu, claro. Y eso, la tribu, sigue siendo, en algunas montañas al menos, más fuerte que las ideologías. A pesar de todo, creo que el PNV tampoco huye de Vox, que a mí eso me parece una excusa facilona, el vade retro de los curitas del vasquismo. No, el PNV no huye ni de Vox ni del PP porque compartan toreros, sino que simplemente se lanza hacia Sánchez. Ahora no se trata de pactar con el ganador, incluso con el ganador españolista, como hicieron Pujol o Arzalluz con Felipe o Aznar, para ir sacando calderilla dineraria o simbólica para el nacionalismo. No, ahora se trata de algo más, y el PNV lo sabe.
Las derechas no suman, aunque sumen, porque a nadie se le ocurriría sumar a PNV y Junts, salvo a Feijóo, claro, que ya suma peras con manzanas"
Las derechas no suman, aunque sumen, porque a nadie se le ocurriría sumar a PNV y Junts, salvo a Feijóo, claro, que ya suma peras con manzanas en sus pobres cuentas de la vieja. El PNV es más derecha que cualquier derecha, con su Dios entre santo con pistolas y pastor de cabras, pero no se trata de derecha contra derecha. El PNV no le dice que no a Vox, ni al pobre Feijóo, que parece que se va a tener que casar con la prima del pueblo, la única que le dice que sí, y por eso está tanto por Galicia. El PNV lo que ve es la oportunidad de decirle adiós definitivo a la Constitución, que resulta que a los de las leyes viejas y los fueros medievales les parece una cosa antiquísima y podridísima esta Constitución del 78.
No saca uno aquí la Constitución como bibliazo, que no me refiero a ninguna literalidad santa sino a que se vaya imponiendo esa barbaridad (de bárbaros) de que los derechos de supuestos pueblos estén por encima de los derechos de los realísimos ciudadanos, de que la montaña con cabra esté por encima de las leyes, de la igualdad y del contrato social. Y tanto el nacionalismo catalán como el vasco saben que eso, termine en independencia o en excepción democrática (dos sociedades con apartheid ideológico o étnico permitido por el Estado), nunca ha estado más cerca que con Sánchez, con este Sánchez, con Frankenstein II. Nada tiene que ver aquí Vox, a quien yo creo que el PNV mira con ternura aun en la rivalidad, como al vecino con cabra saltarina y loca hermana de la tuya. Ni siquiera tiene que ver Feijóo, que sigue buscando peras y manzanas para juntar. No es la derecha ni la izquierda, es la tribu. Y Sánchez se la va a devolver.
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2 Comentarios
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hace 2 años
Acertadísimo en el fondo, como casi siempre, y genial en la forma.
hace 2 años
Señor Fuentes: vale que el PNV no apoye a Feijoo para guardar las formas. Pero ¿y si no apoya tampoco a Sánchez absteniéndose?. Argumentando que el PSOE no les concede todas sus pretensiones. Al PNV, pienso yo, le podría interesar forzar unas nuevas elecciones que podría ganar la derecha.
¿Por qué?. Para debilitar a Sánchez que ha blanqueado y reforzado Bildu. En 2024 hay autonómicas vascas y se está preparando un tripartito de izquierdas para desalojar al eterno PNV de Ajuria Enea. El PNV lo sabe pero disimula. Creo que al PNV le interesa que Feijoo llegue a la Moncloa y se refuerce el PP vasco para ayudarle a resistir la embestida.
Se burla usted de las cuentas de la vieja del gallego Feijoo. Cuidado, nunca subestime a un gallego. Podrá triunfar o fracasar pero no le quepa duda de que pondrá, esta poniendo toda la carne en el asador.