
El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez
"El gran truco que el diablo ha realizado fue hacer creer al mundo que no existía".
Muchos conocerán esta frase y se la atribuirán a Verbal Kint en la película de 1995 Sospechosos Habituales dirigida por Bryan Singer y escrita por Christopher McQuarrie.
La frase, en realidad, pertenece a Charles Baudelaire y, en francés, vendría a ser: La plus belle des ruses du diable est de vous persuader qu'il n'existe pas. Indicar que se recoge en un libro de 1869 llamado Le Spleen de Paris, que se publicaría dos años después de la muerte del poeta.
En la película (no va spoiler pero si no la han visto, ya les vale, que se estrenó hace casi 30 años y es buenísima) Verbal es el único arrestado y superviviente de una banda de criminales al que la policía está interrogando tras un siniestro en un muelle. La policía sospecha que detrás está un mafioso turco llamado Kaiser Soze y Kint, tirando de la frase del poeta francés, les está diciendo que nunca lograrán atraparle.
"[…] hacer creer al mundo que no existía" No despisten este pensamiento.
El gran logro de la socialdemocracia, de la izquierda europea, fue convivir con la política de bloques tras la Segunda Guerra Mundial. El periodo de entreguerras fue una lucha por la hegemonía de dos totalitarismos: por un lado el fascismo, que se impuso pronto en Italia, tardó un poco más en Alemania y necesitó una guerra civil para imponerse en España.
Por el otro lado el Comunismo, que se instaló en Rusia en 1917 y que necesito una guerra mundial para imponerse en Europa central y oriental.
El comunismo miraba a la URSS (ejemplos italianos, franceses o españoles sobran), pero la socialdemocracia adaptaba la ideología en virtud de una política social sin renunciar al sistema capitalista, a las elecciones libres y a los sistemas parlamentarios.
El gran logro de la socialdemocracia fue, por tanto, revisar el marxismo y demostrar que la protección social, el estado de bienestar, no sólo eran compatibles con la democracia plena y con la propiedad privada, sino que se podía imponer como un derecho irrenunciable.
Pero hoy, en España, todo eso ha cambiado, ¿verdad? El 23 de julio Pedro Sánchez salió al andamio (ironías) de Ferraz a proclamar una victoria de lo que llamó "las fuerzas de progreso".
En ese momento había dos certezas: una, que el partido más votado era el Partido Popular y, dos, que la llamada "fuerza de progreso" incluía partidos tan tradicionalistas como Junts o el PNV y, así, de primer impacto, "progresista" y "tradicionalista" son conceptos que se van de frente.
Lo único que tenían en común los elementos de ese conjunto creado por Pedro Sánchez esa noche, era que no querían que gobernara el PP. Se habían esforzado mucho en campaña en hablar de una alianza PP-Vox y esa fue la excusa para hacer creer que se ahogaba el liberalismo en un pretendido extremismo.
El gran truco que la socialdemocracia española ha logrado… ha sido hacernos creer que, por el contrario, existía
Ni siquiera toda una investidura en la que Alberto Núñez Feijóo anunció que iba a gobernar en solitario fue suficiente para bajarles del argumento.
Podría narrar ahora todo lo que ha pasado desde entonces: desde el inesperado giro socialista hacia las bondades de la (semanas antes improbable, inexistente, imposible, inmaterializable) amnistía, al argumento aquel de que era mejor una amnistía que un gobierno del PP (aquí me inclino por la escenificación y la cadencia de Illa), negando con ello la esencia de la misma democracia.
La parte social tampoco es que haya salido a relucir mucho. Por supuesto no en el pacto con Junts o con el PNV, que para algo son tradicionalistas. Ni siquiera con ERC y con Sumar… bueno, sea como sea aún estarán cerrando si Irene Montero entra en el Gobierno.
El mínimo social que ha salido de ahí fue lo de la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas, pero esto no deja de ser un maquillaje más, como lo fue la reforma laboral. De hecho su segunda parte: mismo trabajo a repartir entre más gente, resulta en una menor productividad y como nadie quiere ver disminuir un ratio así, para que no caiga, reducimos la jornada laboral. De aquí lo de la segunda parte del maquillaje.
¿Todo en orden? Bueno, esperen a que el Gobierno tenga que enfrentar que la jornada laboral efectiva no son 40 horas semanales como dice, sino 37,8. Es decir: sólo 0,3 por encima de lo que pretenden anunciar como gran avance social. Los números no van a dar.
Así que eliminada la democracia y minimizada la parte social… de la socialdemocracia sólo queda un conjunto de cesiones políticas al independentismo en las que, en absoluto, se ha hablado de problemas estructurales de nuestro país.
Entiendo pues, que el gran truco que la socialdemocracia española ha logrado… ha sido hacernos creer que, por el contrario, existía.
Les dije que no despistaran ese pensamiento. Añadan a esto que la confesión de Kint se iba formando, en realidad, de nombres e ideas que iba captando en el momento del interrogatorio: la marca de una taza, un nombre en un tablero, una foto… todo, absolutamente todo, inventado sobre la marcha.
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1 Comentarios
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hace 3 semanas
El futuro del PSOE está en Manos de García-Page. Tiene la ocasión única de regenerar el PSOE y ser un futuro Secretario General del PSOE y de la Presidente de la Nación. ¡¡¡Valor!!!