El miércoles se reunieron en Bruselas el ministro de Justicia, Félix Bolaños, y el vicesecretario de Acción Institucional del PP, Esteban González Pons, con el comisario europeo Didier Reynders para hablar... de la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

La fotografía distribuida por las agencias es un fiel reflejo de lo que sucedió en esa extraña cita. Reynders en el centro, flanqueado por Bolaños y González Pons. Al comisario europeo parece que le va a atropellar un automóvil, tiene a su espalda una gran fotografía de una de las principales avenidas de la capital belga. La puerta permanece abierta, lo que da idea de una cierta falta de intimidad. La principal conclusión del encuentro es que habrá una nueva reunión. Esta vez el 12 de febrero. Se supone que también en Bruselas. Las valoraciones de los asistentes, "cordial", "positiva", aunque vacías, al menos denotan que ninguno de los dos protagonistas ha acudido con la idea de dinamitar la negociación. Al menos en estos primeros tanteos.

La conversación se desarrolló en inglés, dado que Reynders no sabe español. Aunque hubo momentos en los que Bolaños y González Pons se intercambiaron frases en castellano. De hecho, fue lo más sustancioso del encuentro. Me imagino a Reynders mirándoles a los dos como si estuviera en un partido de tenis.

El máximo órgano del Poder Judicial español lleva más de 5 años con el mandato vencido. El retraso en la renovación está provocando un colapso en el Tribunal Supremo, la Audiencia Nacional y en los Tribunales Superiores de Justicia. La situación es especialmente grave en el caso de la Sala Tercera del Supremo.

Esta situación crítica es la que ha forzado este nuevo acercamiento. Hasta ahora se han producido dos intentos de acuerdo (el último en octubre de 2022) que terminaron en fracaso. Pero la cuerda está a punto de romperse. Los propios jueces han reclamado abiertamente que se ponga fin a este bloqueo. El anterior presidente del CGPJ, Carlos Lesmes, dimitió por esa causa. Su sustituto, Vicente Guilarte, ha insinuado que hará lo mismo si no hay acuerdo.

Habrá seguramente acuerdo para renovar el CGPJ después de las elecciones gallegas. Pero todavía no se sabe qué demonios pinta en esta negociación el comisario de Justicia europeo

En este asunto, los dos partidos han priorizado criterios tácticos. Y sigue siendo así. Por eso no es probable que haya fumata blanca hasta después de las elecciones en Galicia (18 de febrero). Tanto PP como PSOE piensan que una foto de Feijóo y Sánchez estrechándose las manos les perjudica. Tampoco ayuda el proceso negociador de la ley de Amnistía, en el que el Gobierno tendrá que volver a ceder un poco más para que Junts dé su visto bueno.

Pero, a diferencia de otras ocasiones, ahora el bloqueo no se puede prolongar. Por eso creo que habrá acuerdo. De hecho, en la anterior intentona todo estaba ya cerrado hasta que Feijóo se enteró por El País de que Sánchez quería reformar el delito de sedición para lograr el apoyo de ERC.

Los protagonistas son los mismos: Bolaños y González Pons. Los criterios no han cambiado, aunque el PP insiste en que no habrá renovación sin acuerdo sobre el sistema de elección, para que sean los jueces y sólo los jueces los que elijan a los miembros del CGPJ. A mí no me cabe duda de que habrá renovación y promesa de cambio.

González Pons dice que en esta negociación hay que ir partido a partido, como el Atlético del Cholo, aunque él es del Valencia. Esa prudencia es otro dato que me hace pensar que habrá acuerdo.

Pero, volvamos a la fotografía de Bruselas. Quien sobra ahí es Reynders. Nadie entiende por qué Bolaños y González Pons tienen que ir a Bruselas cuando pueden reunirse en Madrid. ¿Pero qué pinta el comisario europeo en un asunto tan domestico como la renovación del Poder Judicial español? La idea de meter al comisario fue de Núñez Feijóo. Se la trasladó al presidente del Gobierno en su reunión del pasado 22 de diciembre. Yo me quedé con la boca abierta porque el PP, con toda la razón, había criticado la propuesta de Puigdemont de recurrir a un mediador extranjero para negociar no se sabe qué cosas sobre el proceso político en Cataluña. Afortunadamente, no se ha vuelto a saber nada de aquel especialista en conflictos. Para pactar ya se bastan Bolaños, Cerdán, Zapatero, Puigdemont, Turull y Nogueras.

El Gobierno y el PP deberían cuidar las formas. Dejar orilladas las tácticas y pensar más en la Justicia y en los ciudadanos.

Porque con todo el follón de la amnistía y el ataque despiadado de los socios del Gobierno a los jueces, a los que acusan de "prevaricadores", la que está saliendo peor parada es la imagen de la Justicia. El reparto descarado de cargos en función de afinidades políticas da pábulo a la acusación de lawfare que hacen desde Sumar hasta Junts, pasando por todos los demás.

Así que, cuanto antes se cierre la renovación, cuanto mejores sean los nuevos miembros del CGPJ y menos se hable de jueces que actúan por motivaciones políticas (eso lo dice nada menos que una vicepresidenta del Gobierno), será mejor para la Justicia. Sería bueno, sobre todo, para que los ciudadanos sigan creyendo en el Estado de Derecho.