Yo creo que RTVE, y sobre todo la Moncloa, que es la que pone todos los jefes y todas las bombillas, están perdiendo el tiempo con Concepción Cascajosa, nueva presidenta interina o ambulante del Ente. Cascajosa, con nombre de oficinista de Sazatornil o de guardia de Farmacia de guardia, es una socialista que suspendió el concurso para el puesto que ahora ocupa breve o atropelladamente, pero tiene un currículum medianero que a mí me parece poco sanchista. Quiero decir que el sanchismo no suele gustar de estos oficinistas españolísimos de tamponcillo y almanaque, de estos funcionarios o interinos con oposición endeble o visera municipal, que lo mismo te suspenden hasta para un enchufe. El sanchismo, que es apasionado, avasallador y excesivo, suele apostar por el algarrobo fiel, en plan Ábalos o Koldo, o, en el otro extremo, ese glamur socialista que se hace casi esplendor persa en la intelectualidad y la elegancia. Ya que RTVE es una especie de trascocina de la Moncloa, y que los experimentos con gorditos siniestros fallaron con Don Pimpón, el Ábalos de nuestra infancia, yo creo que la opción perfecta sería Begoña Gómez.

Concepción Cascajosa a mí me parece muy televisiva pero poco sanchista, al menos comparada con la Primera Dama. Concepción Cascajosa podría ser perfectamente una telefonista de Camera café o una cabo de Los hombres de Paco, y eso ya es un gran currículum para presidir, gobernar, presentar o vestir cualquier proyecto televisivo en España. Concepción Cascajosa yo creo que estaba en el corazón sentimental de la televisión española y de sus guionistas y supertacañones como desde Los chiripitifláuticos o desde el TBO (casi toda la televisión en España viene del tebeo). Pero, además, Concepción Cascajosa ya venía, de nacimiento, como condenada a unas oposiciones, esas oposiciones con luto y escritorio de estilo Remordimiento tan españolas, y quizá a tener un poco de oficio, un poco de pereza y un poco de mala suerte, como el Juan Echanove de Turno de oficio. O sea que hemos tenido aquí todo el tiempo a una presidenta de RTVE que era toda ella televisión española, españolada televisiva, y no la hemos descubierto hasta ahora. Pero esto, siendo españolísimo, no es sanchismo.

Concepción Cascajosa, predestinada al cargo como la que está predestinada a una administración de lotería, a señora de señor notario o a esquela del ABC, ha terminado en el puesto para el que nació después de haber quedado de las últimas en el concurso

Concepción Cascajosa, predestinada al cargo como la que está predestinada a una administración de lotería, a señora de señor notario o a esquela del ABC, ha terminado en el puesto para el que nació después de haber quedado de las últimas en el concurso, ya digo. Pero, sobre todo, es que ha terminado ahí después de muchas vueltas, balotajes, reuniones paripé, pruebas paripé, y, además, después de sacarse una carrera de verdad, si acaso nuestras carreras son de verdad. Concepción Cascajosa, que podría tener un estanco o ser la concesionaria de una línea de autobuses en Cáceres, es doctora en Comunicación Audiovisual, con Premio Extraordinario (aquí hay tantos premios extraordinarios y doctorados cum laude que lo excepcional es sacar la carrera raspada, o sea que tendríamos que hacerles los homenajes académicos a los tunos). Y ahí, en el café con leche del opositor y en la carrerita de la apañada de la clase, es donde uno cree que se fastidia todo, donde se pierde la esencia sanchista.

Concepción Cascajosa, como en la tercera fila con la seño y en la tercera grapa de los resultados de las oposiciones, es demasiado brillante para la mediocridad y demasiado mediocre para la brillantez. A mí me parece que el único mediocre, porque así lo ha decidido el pueblo, sólo puede ser el propio Pedro Sánchez. Lo demás tiene que ser el estilo Ábalos o el estilo María Jesús Montero o Carmen Calvo, es decir, o el trabuco o la eminencia. Esto, por una parte. Por la otra, Concepción Cascajosa ha pasado, o ha pretendido pasar, por tribunales, ejercicios y evaluaciones, por cates y recuperaciones, y esto me parece lo más antidemocrático y antisocialista del mundo. A ver si el Fiscal General ha tenido que ponerse delante de Sánchez a hacer un examen o un psicotécnico. Concepción Cascajosa, que podría ser jefa de enfermeras o dama de orfeón pero no cargo gubernamental de confianza, afea la muy trabajada y absoluta arbitrariedad que Sánchez ejerce en lo público. La arbitrariedad debe ser total, o vamos a parecer suecos haciendo una televisión de suecos y una política de suecos.

Concepción Cascajosa, que uno adivina como siempre con gafotas en el corazón y peluche en el cajón, ha tenido que ganarse, aun con sus tropiezos e inseguridades, la silla de bibliotecaria. O eso cree, que la silla en realidad aguarda a otra persona, el auténtico nombre sanchista, que por supuesto no puede venir de un examen ni de un funcionario, ni salir de una lista con tunos o meritorias. Yo creo que RTVE y la Moncloa están perdiendo el tiempo, que Concepción Cascajosa es reina por un día y reina por crueldad, un poco como Carrie de Stephen King. Yo creo que Sánchez ya tiene el nombre para RTVE, y sólo espera, como en tantos otros casos, el relato. Se habla de Irene Lozano, su escriba de cabecera o su Alexa de mesita de noche, pero me parecería una opción muy conservadora.

Concepción Cascajosa, que podría ser una secretaria de El Ministerio del Tiempo o una farmacéutica de La que se avecina, sólo le está calentando el sitio a la única opción con sentido, la única eminencia absolutamente arbitraria, absolutamente sanchista, absolutamente científica y absolutamente glamurosa que tenemos aquí, o sea Begoña Gómez. Begoña Gómez no daría para viuda de José Luis López Vázquez, que Cascajosa al final suena a apellido franquista y eso también es un problema. Pero nuestra Primera Dama sí sería una magnífica pintora de Verano azul, una fabulosa empresaria de éxito en Amar es para siempre y una gran presentadora de Corazón, corazón. Mejor predisposición, mejor currículum y mejor proyección, imposible.