El jueves se votó, en la Asamblea General de Naciones Unidas, si el día 11 de julio pasaría a ser el Día Internacional en Recuerdo del Genocidio de Srebrenica. En esa jornada de 1995 empezó la masacre indiscriminada de bosnios en Srebrenica y alrededores. El gobierno de Serbia, y también el de la República Srpska, territorio integrante de Bosnia-Herzegovina, consideraron dicha resolución como un acto anti serbio, que ataca su estabilidad política, y cuestiona la existencia de la región autónoma serbia de Bosnia-Herzegovina. Pero la verdad es que la resolución no habla en ningún momento de Serbia, o de la responsabilidad serbobosnia.

A pesar de ello, han llevado a cabo una campaña política organizada desde Belgrado y Banja Luka negando que lo ocurrido en Srebrenica fuera un genocidio. Y al mismo tiempo, algunos de sus diputados o miembros del gobierno participaban como ponentes en actos donde se anunciaba que se quería acabar con Serbia, y que el país debía resistir este nuevo ataque.

En estos actos se concentraron elementos de diferentes facciones ultras, e incluso en alguno se vieron imágenes del general Ratko Mladic, y de otros criminales de guerra serbios y serbobosnios. Incluso la Iglesia Ortodoxa de Serbia salió a defender la posición del gobierno, y su obispo metropolitano de Montenegro, riñó al gobierno de ir contra su historia al votar a favor de la moción en Naciones Unidas. Recordemos que Serbia y Montenegro integraron el mismo Estado hasta 2006.

Junto con Montenegro, también votaron a favor Bosnia-Herzegovina, Eslovenia, Macedonia del Norte y Croacia. Todos los estados integrantes de la antigua Yugoslavia abogaron por reconocer Srebrenica como genocidio, y que este tuviera un día internacional para el recuerdo. Y si miramos en el llamado eje ortodoxo, Rumanía y Bulgaria votaron a favor, y Grecia y Chipre se abstuvieron. Voluntarios griegos tuvieron un papel colaborador junto a los serbobosnios en Srebrenica. Quizás esto ayude a comprender la abstención.

Por otro lado, solamente Rusia, Bielorrusia y Hungría apoyaron el no de Serbia. También China, y algún Estado aliado de Moscú y de Pekín votaron en contra. Israel se abstuvo. Y Albania lo hizo a favor. El resultado final fue de 84 votos a favor, 19 en contra y 68 abstenciones, de modo que se aprobó que el 11 de julio sea el Día Internacional en Recuerdo del Genocidio de Srebrenica.

Serbia anunció medidas urgentes si esto pasaba, de la misma manera que el gobierno serbobosnio movilizó a la policía en la misma Srebrenica para atemorizar a los que estaban en el memorial como medida de presión. Además, empezó una campaña con el mensaje de que los votos en contra y las abstenciones sumaban más que los apoyos. La idea es que quede claro que la comunidad internacional no considera realmente lo que sucedió en Srebrenica como un genocidio. Según Belgrado, gana Belgrado la batalla del relato.

Sin embargo, en Naciones Unidas hay que sumar más votos a favor que en contra para que se apruebe una medida y es lo que realmente ocurrió.

Toda la campaña de presión de Serbia no sirvió para nada, incluso Montenegro, donde la Iglesia Ortodoxa Serbia organizó manifestaciones y protestas espontáneas, finalmente votó a favor. Ninguno de los vecinos de Serbia votó en contra, salvo Hungría, y lo hizo sobre todo por la alianza tripartita con Rusia.

Aquí tenemos que leer entre líneas un asunto, y es la batalla dentro del grupo de naciones de la UE entre Hungría y Italia. No es la primera vez que presentan posiciones discrepantes en un asunto troncal para la comunidad europea. Después de las declaraciones de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, sobre la colaboración con la primera ministra italiana y líder de Fratelli d'Italia, Giorgia Meloni, quizás tendríamos que leer el voto a favor de Italia sobre esta resolución como una señal más para acercarse al grupo del Partido Popular Europeo (EPP). Todos los gobiernos dirigidos por miembros del EPP votaron a favor. 

Con la votación sobre Srebrenica, vemos hasta dónde llega la influencia rusa y sus aliados en Europa: incluso Eslovaquia se abstuvo

Así pues, podemos ver hasta cierto punto, con la votación sobre el reconocimiento de Srebrenica hasta dónde llega la influencia rusa, y también la de sus aliados en Europa, como son Hungría y Serbia. Incluso la Eslovaquia de Robert Fico, el primer ministro que aún está convaleciente por el intento de asesinato del 15 de mayo, se abstuvo en el reconocimiento, para no compartir posicionamiento con ellos.

La situación es, pues, adversa en el plano europeo, y se demuestra que la Unión Europea está más al lado de Bosnia-Herzegovina que, de Serbia, y menos aún si persiste la deriva autoritaria y revisionista del presidente Alksandar Vucic. El viernes toda la prensa de Serbia llevaba titulares a favor del gobierno, y calificaban de victoria política que hubiera tantos votos en contra, pero todos olvidaban citar que la propuesta fue aprobada. Es un asunto que no es baladí para entender la opinión social que hay en Belgrado.

El gobierno de Milorad Dodik, de la República Srpska, parte de Bosnia-Herzegovina, ha anunciado un plan de separación pacífica como consecuencia de la resolución del reconocimiento de Srebrenica como genocidio. Consideran que hace peligrar la existencia de la misma entidad política al considerar genocidio un acto que él mismo ha señalado como manipulativo y orquestado, incluso exagerado.

Recordemos que el Tribunal Penal Internacional de Yugoslavia ya reconocía Srebrenica como genocidio en las sentencias contra Momčilo Krajišnik, Ratko Mladić y Radovan Karadzic. Así pues, el movimiento serbio y serbobosnio no solo se lee como una cuestión política, sino que niegan hechos probados judicialmente. Tendremos que seguir las noticias desde Sarajevo y Belgrado.


Guillem Pursals es doctorando en Derecho (UAB), máster en Seguridad (UNED), y politólogo (UPF). Especialista en conflictos, seguridad pública y Teoría del Estado. Aquí puede leer todas sus columnas.