Adornar este artículo con retruécanos y requiebros sería injusto. Vayamos a lo importante: ¿qué relación tenía Begoña Gómez con Víctor de Aldama? ¿Por qué participó la mujer del presidente del Gobierno en las reuniones en las que se decidió el rescate de Air Europa? ¿Por qué acudieron a algunos encuentros, como el de la Organización Mundial del Turismo, en San Petesburgo? ¿Estaba al tanto la mujer del presidente de los chanchullos empresariales de este señor? ¿Nadie le advirtió ni detectó que contaba con una tela de araña de sociedades pantallas y amistades peligrosas?

Que siga el cuestionario: ¿Qué relación exacta tenía José Luis Ábalos con los cabecillas de la trama? ¿Era tan estrecha y cómplice como para que le presionaran para que saliera adelante la operación empresarial de Globalia, realizada con fondos públicos, tal y como sostiene la UCO? ¿Estaba el diputado en el ajo y de ahí que le compraran un chalé (presuntamente) y pagaran un alquiler a Jessica? ¿O fue incapaz de impedir, impotente y desbordado, que se colara en su ministerio como Pedro por su casa? ¿Qué opinará Ábalos de que tirotearan hace unos días el coche del cabecilla, quien fuera presidente del Zamora C.F.? Nada que genere ninguna alerta ni escame, ¿verdad?

Audio | Aldama, al comandante del 'caso Koldo': "Me dicen que hay algo de los azules, de la UDEF"

El comandante de la Guardia Civil detenido en el 'caso Koldo', Rubén Villalba, grabó una llamada con el empresario Víctor de Aldama en la que éste le comenta que se sabe investigado. La grabación es del 15 de noviembre de 2023 cuando todavía la Fiscalía Anticorrupción investigaba en secreto una red de corrupción vinculada a la compra de mascarillas en el Ministerio de Transportes. En el centro estaban Aldama y el asesor del entonces ministro Koldo García, a quien parece que llaman "el amigo".

Son varias puertas las que se han abierto en las últimas horas como consecuencia del trabajo de las Fuerzas de Seguridad del Estado. El informe de la unidad de élite de la Guardia Civil sobre De Aldama podría leerse con tono de obra trágica. En sus páginas, se puede apreciar a la perfección hasta dónde llega la podredumbre. No sólo porque los agentes demuestran que este ‘listillo’ -hoy en prisión sin fianza- creó una estructura gigantesca de empresas-pantalla que le servía para realizar presuntamente sus operaciones y figurar donde quería o esconderse donde la ocasión lo requería. También porque se aprecia la forma en la que El Gominas -así le apodan- velaba porque las comunicaciones con sus compinches estuvieran bien protegidas.

Así que encargaron a un Guardia Civil -a 2.000 euros al mes, siempre presuntamente- que “securizara” teléfonos móviles baratos, de 190 euros por lo general y de 400 para De Aldama, que era más pijo, a los que inyectaban 40 euros de saldo y en los que instalaban WhatsApp para llamarse entre ellos, dado que las conversaciones mediante esta aplicación eran más difíciles de ‘pinchar’.

¿Está pinchado el teléfono de Pedro Sánchez?

Hubo un momento en el que De Aldama planteó a su hombre en la Benemérita, Rubén Villalba, una pregunta más o menos parecida a ésta: ¿estamos seguros de que el teléfono del presidente del Gobierno no está intervenido? De ahí surgen otras cuestiones, sin duda, mucho más interesantes: ¿Por qué quería saberlo? ¿Por una sospecha paranoide? ¿Por una curiosidad incontenible? ¿Porque el presidente -al que apodaban ‘el 1’- estaba al corriente de algo o de todo o, al menos, de una parte? Si esto sucediera, ¿podríamos decir que las caras de preocupación y las lágrimas del cocodrilo de Sánchez durante el primer estado de alarma eran una pura pantomima?

Al agente infiltrado en la trama le destinaron a la Embajada de España en Venezuela tras realizar el servicio para la trama. Ya es casualidad. ¿Por qué ahí? Parece que hay caminos que se inician y terminan en Caracas; y no sólo el que toma el tétrico José Luis Rodríguez Zapatero para conversar Maduro y sus mosqueteros. Ahí, por ejemplo, reside Delcy Rodríguez, con la que Víctor de Aldama negoció el traslado de 104 barras de oro desde Moscú, vía Zambia. Valían 68 millones de dólares.

Desde luego, lo que sucede en ese país parece que tiene un color dorado para el PSOE, aunque para sus habitantes más bien presente tonalidades negras. No como las del crudo, sino más bien como las del carbón. A José Luis Ábalos no pareció importarle cuando era ministro de Transporte y secretario de Organización del partido. De hecho, el ahora diputado invitó por carta a Delcy -según ha adelantado The Objective- de esta forma: “En esa reunión, me gustaría hablar de las posibilidades que tiene ahora mismo Venezuela para salir de las sanciones, del intercambio de productos españoles, así como colaborar en ser partícipes en la celebración de unas elecciones democráticas” en ese país caribeño.

El Delcygate

No mucho después, la mandataria aterrizaba en el Aeropuerto de Barajas, con De Aldama esperándola en el aparcamiento, Ábalos recibiéndola a pie de pista y -según la UCO- con Pedro Sánchez al corriente de todo, tras dar el visto bueno a la operación. ¿Fue el único viaje que hizo a España? ¿Nos hemos perdido algo? Cabe recordar que tenía prohibida la entrada en el territorio europeo.

Ahora que se ha demostrado que Ábalos era parte del presunto tinglado, convendría plantearse la cuestión relacionada al papel de “el 1” -el presidente- en todo esto. La UCO le cita seis veces en su informe. ¿No se enteró de nada? ¿Lo supo todo? Desde luego, como ministro tiene a Ángel Víctor Torres, que negoció directamente con Koldo García sobre las mascarillas. La tercera autoridad nacional, Francina Armengol, incluso le llamaba “cariño”; y Salvador Illa ha reconocido que le visitó en su despacho del Ministerio de Sanidad, aunque de forma sorpresiva y sin que hablaran de nada importante.

Los contratos con Soluciones de Gestión y Apoyo a Empresas -mascarillas y material sanitario- ascendieron a 54 millones de euros. ¿Denunciaron a los periodistas que lo investigaban para evitar que tiraran de la manta? ¿Y quién era ese abogado que amenazaba por teléfono?

Planteadas todas estas cuestiones, todavía cabe incidir en algo. ¿El ataque masivo del Gobierno de Pedro Sánchez -y de sus sinvergüenzas en los medios de comunicación y las mesas de tertulia- contra los jueces y los periodistas -”la fachosfera”- tiene que ver con un intento de tapar estas corruptelas? ¿Asumirán ahora las consecuencias que deberían derivarse de las evidencias que ha encontrado la UCO o se atreverán a continuar con su órdago al Estado de derecho y aumentarán todavía más su hostilidad contra quienes no se tragan esta operación?

Sin duda, preguntas interesantes todas. Todas ellas, planteada por la máquina del fango, a la que han intentado desacreditar. Son indignos.