"¿Hay alguna posibilidad de que los benedictinos se queden en Cuelgamuros?", preguntaba la periodista Natalia Junquera a Ángel Víctor Torres el pasado mes de mayo en una entrevista publicada en el diario El País. "No cabe que se queden", respondió el ministro de Memoria Democrática. "Queremos que se vayan. Estamos hablando con ellos y con las autoridades eclesiásticas. Debe ser un centro laico que sirva para explicar la guerra y lo que vino después".
En aquella entrevista, Torres equiparaba la expulsión de los benedictinos de la abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos con la exhumación de los restos de Francisco Franco, llevada a cabo en 2019, y con la extinción de su Fundación, que el Gobierno confía en lograr en este simbólico 2025. Los monjes y la institución que vela por el legado del Caudillo eran las dos piezas mayores que Moncloa quería cobrarse coincidiendo con el cincuenta aniversario de la muerte del dictador. A la primera de ellas acaba de renunciar tras el acuerdo con la Iglesia que blinda la continuidad de la orden benedictina en el recinto gestionado por Patrimonio Nacional, el respeto a la naturaleza sagrada de la basílica y "a todos los elementos religiosos situados fuera de la misma".
Hasta la fecha, el Gobierno había sostenido que la presencia de los benedictinos en Cuelgamuros era "incompatible" con su resignificación
"Yo creo que es una gran noticia para la democracia española que el Gobierno y la Iglesia vayan a trabajar de la mano para resignificar un monumento que lo fue al dictador y que ahora lo va a ser a la democracia, a Europa, a la reconciliación, a la memoria", ha dicho con gran satisfacción el ministro de la Presidencia Félix Bolaños, responsable de las relaciones del Gobierno con la Iglesia y de la negociación llevada a cabo directamente con la Santa Sede para resolver este asunto, en un vídeo compartido en sus redes promocionales.
Pero es necesario recordar, como hace Natalia Junquera en una información publicada este jueves por El País y que da cuenta de esta cesión "sin contrapartidas" ante la Iglesia, que hasta la fecha el Gobierno había sostenido que la presencia de los benedictinos en Cuelgamuros era "incompatible" con su resignificación. Con la misma convicción que ahora esgrime para hacer creer a los ciudadanos, específicamente a los resignados votantes socialistas, que "trabajar de la mano" con la Iglesia es una gran noticia.
¿Qué ha sucedido para que tenga lugar este cambio de opinión? ¿Acaso han recapacitado Bolaños y Pedro Sánchez? ¿Han escuchado el consejo de voces sensatas y nada sospechosas de connivencia con la derecha nostálgica del franquismo como el catedrático de la Complutense Gutmaro Gómez Bravo, que ha dicho aquí y en otros foros que "sería un error" herir sensibilidades para lograr la resignificación de Cuelgamuros? ¿O se han encontrado con un negociador duro y sin prisa alguna –su reino no es de este mundo– que no estaba dispuesto a sacrificar a la berroqueña congregación de benedictinos para facilitar la operación propagandística del Gobierno? Esta es la hipótesis más verosímil.
Porque el que sí que tiene prisa es el Gobierno. Abril está a la vuelta del fin de semana y sigue sin convocarse el concurso de ideas para la resignificación de Cuelgamuros que en el programa conmemorativo de España en Libertad, ese artefacto conmemorativo improvisado a finales de 2024 para articular estos 50 años de Paz de Pedro Sánchez, figura previsto para el pasado mes de enero. En febrero, la comisaria del acontecimiento, Carmina Gustrán, contaba a este periódico que "la fecha provisional para la convocatoria de las bases es marzo".
Ahora que se ha alcanzado el acuerdo con la Iglesia, a punto de terminar el mes, comienzan a conocerse los detalles del concurso. De nuevo según El País, contará con un presupuesto de 30,5 millones de euros provenientes de la caja mágica del Ministerio de Hacienda, 26 de los cuales se destinarán a las obras. El resto irá destinado a los gastos de la convocatoria, y a los honorarios de los diez finalistas (60.500 euros cada uno) y el ganador (130.000). Entre los nueve miembros del jurado habrá un representante de la Iglesia.
Después de ceder ante el Vaticano, el Gobierno consigue desbloquear la gran apuesta de su año conmemorativo. La solemne verbena por Franco sigue adelante. Lo que tiene más difícil es seguir jugando con la bolita de esos presupuestos eternos, trampeando aquí y allá para seguir tirando. Sacando de no se sabe dónde para costear de aquí a junio, con las cuentas de hace dos años, el enorme aumento de gasto en defensa que le exigen sus socios europeos y de la OTAN y que le afean sus socios de Gobierno. Quién le iba a decir a Sánchez que su arrogante huida hacia adelante podía terminar así, entre la cruz triunfante de una Iglesia inesperadamente victoriosa y la espada que si no se decide a empuñar amenaza de muerte su frágil seudo Gobierno.
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hace 4 semanas
Quien ha ganado ha sido el Gobierno. Por si no te has enterado, además de descabalgar al Abad, ha reducido la parte eclesial de la basílica EN un 90%
Y por cierto, ello ha sido con la complicidad de la actual Conferencia Episcopal.
En el vaticano -con auténtica sede vacante- se han limitado a salvar unos pocos muebles.
A ver si nos enteramos.
hace 4 semanas
Muy buen artículo
me quedo con su frase «con la misma convicción que ahora esgrime para hacer creer a los ciudadanos, específicamente a los resignados votantes socialistas, que «trabajar de la mano» con la Iglesia es una gran noticia»
es que el votante sanchista lleva muchos resignamientos en su penitencia, que nunca llega a su fin para su desquiciamiento o desesperación, con tanta mentira (perdón, cambio de opinión o no se que de la necesidad, virtud)
: )