Empezando por lo más grave, el cada vez más insoportable genocidio en Gaza. No me refiero ya, siquiera, a esos bombardeos monstruosos e interminables que cada día y, sobre todo, cada noche machacan una y otra vez lo que queda de las ruinas que los inmisericordes bombardeos anteriores han “dejado” … Eso, desgraciadamente, ni por asomo es ya noticia, lo damos por sentado, lo tenemos asumido, lo hemos ‘normalizado’, impotentes ante esa inmensa impunidad que protege y encapsula a poderosos y criminales, mientras permanecemos incrédulos ante el inmovilismo cómplice de gobernantes y dirigentes políticos.
En cambio, sí me refiero ahora, sobre todo, a esa otra nueva criminalidad de cada día, el flamante ‘tiro al blanco’ que se practica en Gaza –también en Cisjordania--, como una fría apuesta de la soldadesca sionista, sobre esas multitudes horrorizadas y hambrientas, desesperadas y deshumanizadas, que acuden arrastrándose cada día a los puntos de “reparto de alimentos” y son tiroteados como si fueran alimañas, perros sarnosos, casi como pasatiempo de unos soldados perversos que obedecen las órdenes de sus jefes homicidas, contabilizando cada nuevo asesinato como un trofeo más de su diabólica cacería de humanoides deshumanizados.
¿Cómo puede ser que, un día tras otro, sigan cayendo tantos seres fulminados? Hoy 17, ayer 76, mañana… De momento, cerca de 900 seres anónimos asesinados. Novecientas bocas menos, novecientos seres hambrientos eliminados para siempre. “Estamos avanzando en la solución del problema” (¡!). ¿No les fue suficiente ya con los muertos, los asesinados del primer día en las colas del hambre? ¿Cómo se puede regresar a casa y a los cuarteles, cada día, cada tarde, con la metralleta aún caliente y humeante de haber eliminado –¡blanco!—a unos seres hambrientos y desarmados a los que ya antes se les ha privado de casa y enseres, de familiares y amigos, incluso del aire contaminado, por la reiterativa explosión de las bombas facilitadas por el Imperio trumpista, la primera potencia del mundo ‘libre’, y también por los comerciantes de la muerte y los inversores financieros de las potencias occidentales, países ‘avanzados’, ‘desarrollados’ y, sobre todo, ‘civilizados’…, que luego celebrarán ‘cumbres’ para planificar la reconstrucción de los espacios previamente desolados y vaciados de vida humana, ya sin molestos humanoides vivientes.
¿Cómo es posible olvidarse del drama de aquellos seres, no tan lejanos, deshumanizados y hambrientos, desde esta Europa consumista, rápidamente olvidadiza, hipócrita y cómplice de la situación en los territorios palestinos?
Dicen por la radio que Madrid es una fiesta, con miles de personas en las calles celebrando la manifestación del ‘Orgullo’, en una tarde de sábado asfixiante de calor. Exaltación del sexo por encima de todo, musculaturas desbordantes, tatuajes, jolgorio y griterío, ajenos a lo que ocurre allí donde no hay ‘Orgullo’ que celebrar, sino explosiones de bombas genocidas y disparos de valientes soldados en su Far West particular, siguiendo órdenes de disparar al palestino de Gaza, de Cisjordania, de donde sea, por el mero hecho de que ellos, los que disparan y bombardean son “el pueblo elegido por Yahvé” --un dios despiadado, implacable y vengativo --, para llevar a cabo los designios divinos, entre ellos, la eliminación de sus enemigos y la conquista y confiscación de sus tierras y propiedades.
Les sirve de justificación, y de tranquilizadora coartada ante el mundo, el ataque masivo perpetrado por Hamás el fatídico 7 de octubre de 2023, y del que el mismísimo secretario general de la ONU, António Guterres le dijo a Netanyahu que eso ataques no venían “de la nada”, sino después de que los palestinos hayan estado “sometidos a 56 años de ocupación asfixiante” … Pero, en cualquier caso, el ataque de Hamás –que presuntamente conocían y no lo impidieron porque les venía bien para justificar lo que pasó luego-- les da carta blanca para convertirse ellos en perpetradores del genocidio del pueblo palestino. Es como si los vencedores de la II Guerra Mundial hubieran adquirido el derecho –y lo hubieran ejecutado—de liquidar a la población alemana; a una parte de ella, por ser los perpetradores directos del Holocausto; y a la otra, por haber permanecido callados, mirando hacia otro lado mientras los nazis llevaban a cabo su espantoso genocidio…
Lo cierto es –eso dice el Nuevo Testamento-- que fueron precisamente los propios judíos quienes juzgaron en el Sanedrín a Jesús de Nazaret y presionaron a Poncio Pilato, el prefecto romano de Judea, para que este ordenase la crucifixión y muerte del hijo de Dios en la Tierra, según las Sagradas Escrituras. Y ahora, los descendientes de aquellos matan, masacran a discreción en la mismísima ‘Tierra Prometida’.
Extraño –pienso yo, en esta tarde-noche de sábado del ‘Orgullo’— que toda esta gente (salvo las excepciones puntuales y minoritarias que confirman la regla) tan exultante y orgullosa de sus libertades conquistadas pueda celebrar tal cosa sin preocuparse ni movilizarse, en cambio, por ese genocidio, ese espectáculo dantesco que perpetran sin parar los criminales sionistas más allá de sus narices orgullosas y de sus carrozas rebosantes de torsos desnudos y sexo á go-go.
¿Cómo es posible compatibilizar ambas cosas? ¿Cómo es posible olvidarse del drama de aquellos seres, no tan lejanos, deshumanizados y hambrientos, desde esta Europa consumista, rápidamente olvidadiza, hipócrita y cómplice de la situación en los territorios palestinos ocupados por las huestes de Netanyahu y sus secuaces, respaldados por Trump, por Ursula von der Leyen y por la mayoría de las capitales europeas –‘la Europa de los valores’—, que siguen vendiendo armas a Israel, prohibiendo manifestaciones contra el genocidio, practicando detenciones por la mera exhibición de la bandera palestina,… y que tras más de año y medio de genocidio siguen mudas, amodorradas, sin haber movido un dedo para imponer sanciones a Israel, para llevar a Netanyahu ante la Corte Penal Internacional, para romper relaciones con el Estado sionista?… ¡Qué vergüenza, que haya tenido que ser un país del Sur Global –Sudáfrica—el que se haya atrevido a denunciar a Netanyahu y su obra ante la Corte Penal Internacional, convirtiéndose por ello en objetivo de los furiosos ataques del Emperador de Occidente!
Aunque las situaciones no sean comparables, digamos que, “por mucho menos”, muchos países rompieron relaciones diplomáticas con Sudáfrica, especialmente a partir de la década de 1960, y se le impusieron sanciones en represalia por su odiosa política de apartheid, el sistema de segregación racial institucionalizada desde 1948 que generó la condena internacional y llevó a dicha ruptura de relaciones. Pero la Europa de hoy, tras año y medio de genocidio, todavía no lo tiene claro y sigue “estudiando” la situación a ver si aparecen “indicios” claros y bla, bla, bla… Y mientras, prepara aburrida sus planes de veraneo, turismo y playa. Eso sí, a sus hijos, los suyos, que no se los toquen, que vayan a buenos colegios, que tengan buena sanidad pública y que sus progenitores puedan conciliar…, amén.
Señor Albares, trabaje usted de verdad por con-se-guir que la UE imponga sanciones Marruecos por impedir el referéndum de autodeterminación al que se comprometió en 1991
Y también mientras tanto, el ministro Albares perdiendo el resuello en Bruselas, trabajando denodadamente, a toda prisa, y ofreciendo pagar los gastos con el dinero de los españoles, para que el catalán, el gallego y el euskera, las lenguas regionales españolas, tengan prioridad frente a otras en Europa y sean declaradas nada menos que lenguas cooficiales en la Unión Europea; algo obviamente fundamental para la Humanidad y trascendental para facilitar el pleno entendimiento lingüístico entre gallegos y finlandeses, por ejemplo, o entre catalanes y lituanos, también por ejemplo. Y todo ello, pagando la cuenta los españolitos de a pie, como siempre, señor Albares. Indudablemente, una cuestión muy principal en el contexto que estamos viviendo a nivel mundial…
En cambio, si hay algo urgente hoy por lo que esforzarse y batirse de verdad el cobre en la UE –y no solo de boquilla, Sr. Albares—es por conseguir, con-se-guir, la ruptura de relaciones y la imposición de sanciones a Israel, igual que se ha hecho con Rusia (pero no con Marruecos, Sr. Albares, siempre con la política de doble rasero) y como se hizo con la Sudáfrica del apartheid, a la que por fin se le hizo el boicot, se le impusieron sanciones y se derrotó al odioso régimen racial que hoy también practica Israel con los palestinos.
Y si no quiere dedicar su tiempo y sus esfuerzos –de verdad, no de boquilla—a Palestina, Sr. Albares, a conseguir la libertad del pueblo palestino, más allá de las meras palabras y los gestos para la galería, ocúpese por lo menos de su verdadera obligación como ministro de la antigua metrópoli y todavía hoy, según Naciones Unidas, potencia administradora del Sáhara Occidental: el apoyo a la causa saharaui, el referéndum de autodeterminación, la libertad de los presos políticos saharauis encarcelados por Marruecos y la protección de los ciudadanos y ciudadanas del pueblo del Sáhara Occidental, como prometió falsamente el rey emérito y como mandata la Carta de la ONU. Trabaje usted de verdad por con-se-guir que la UE imponga sanciones Marruecos por impedir el referéndum de autodeterminación al que se comprometió en 1991 y por la crueldad de la ocupación, violando impunemente la legalidad internacional.
En estos días posteriores a la celebración del ‘Orgullo’ he seguido viendo por las calles pegatinas dedicadas al héroe sionista con el lema “Netanyahu genocida"
Pero volviendo al asunto central de estas líneas, y en lo relativo a los tan cacareados valores judeocristianos de nuestra Europa (el amor al prójimo, la honestidad, la responsabilidad, la justicia, la compasión y la búsqueda de la verdad, entre otros), precisamente la misma tarde del ‘Orgullo’ pasé por delante de la iglesia de mi barrio en el momento en que una joven colocaba en una papelera cercana una pegatina en la que se leía “Netanyahu genocida”. ¡Qué verdad!, murmuré sintiéndome empequeñecido ante la valentía y la soledad de esa joven, mientras la inmensa mayoría estaba esa calurosa tarde en la voluptuosa exhibición del ‘Orgullo’.
Creí que los habitantes y la propia clientela del cercano centro eclesiástico saldrían en tropel a apoyar a la joven al empatizar, presuntamente, con el contenido de su insignificante pegatina, igual que se apresuran a hacer campaña para obtener pasta cuando llega la campaña de la Renta de “Hacienda somos todos” (ellos y ellas, tan… ‘espirituales’) o cuando toca defender a ultranza a sus huestes de pederastas. Pues no señor, salieron a quitar la pegatina y a abroncar a la joven, que tuvo que defenderse como pudo de esa inesperada agresión solidaria de los fieles de la parroquia… O sea, están masacrando a la vista de todo el mundo (a pesar de haber liquidado a periodistas e informadores) a la población palestina, llevan más de 70 años cometiendo tamaña injusticia –como señaló António Guterres—y ellos, los muy cristianos, todo lo que hacen es rezar y, acto seguido, ir a quitar una pegatina que dice una verdad palmaria, como si fuera un … pecado a purificar. Eso sí, mucha misa, mucha boda, mucho bautizo, mucho rezo …, pero apoyar con hechos –como hacía la joven de la pegatina-- causas justas, eso niente, se llame Palestina o se llame Sáhara Occidental. Eso sí, pedir pasta en la campaña del Impuesto sobre la Renta, eso sí, claro. Espiritualidad y valores cristianos…
Cerca de la mencionada iglesia había un supermercado. Entré. Tenía pasillos enteros con estanterías repletas de alimentos para animales, para perros y gatos de los ciudadanos ‘civilizados’. A esos no los bombardean, ni masacran, ni genocidan. Como mucho, ¡se los comen en Estados Unidos los criminales inmigrantes!, Trump dixit. Los humanoides masacrados en Gaza y Cisjordania no llegan a la categoría de perros y gatos europeos para poder comer. Y por si fuera poco, aquí incluso los bendice el cura el día de san Antón, y algunas parroquianas los sacan de paseo, ataviados, en cochecitos para bebés humanos… ¡Qué diferencia! ¿Lo han pensado ustedes?
Los perros, gatos y otras mascotas no tienen todavía –todo se andará-- derechos humanos, pero sí tienen derechos como seres sintientes y están protegidos por leyes que buscan garantizar su bienestar. La Declaración Universal de los Derechos de los Animales, aunque no es legalmente vinculante, reconoce que todos los animales merecen respeto y cuidado, y que el hombre tiene la obligación de protegerlos. En muchos países, incluyendo España (Ley de Bienestar Animal), existen leyes de protección animal que establecen obligaciones para los dueños y sanciones por maltrato animal. De manera que perros, gatos y otras mascotas sí tienen derechos, cuidados y leyes que los protegen, pero los gazatíes o los saharauis, no. ¿Curiosa paradoja! Hasta hay señoras que llevan a sus perritos de paseo, incluso amorosamente ataviados, en un cochecito para bebés.
En estos días posteriores a la celebración del ‘Orgullo’ he seguido viendo por las calles pegatinas dedicadas al héroe sionista con el lema “Netanyahu genocida”. Muchas aparecían rotas, arrancadas a trozos, como con rabia, tachado con una colilla o suprimido el nombre del heroico Netanyahu, pero sin que se hubiera consumado el trabajo completo de arrancar o tachar también el término “genocida”, como si el presunto o presunta destripador/a de pegatinas tuviera prisa en realizar su cometido… Es como si anduvieran por el barrio los enardecidos sicarios de Netanyahu (y no solo los suyos, también los siempre invisibles agentes de la CIA o los del tirano marroquí) y “cumplieran órdenes”, como hacen sus soldados en Palestina y sus compinches marroquíes en el Sáhara Occidental ocupado y cada vez más claramente en vías de palestinización.
Mientras los muertos conocidos del genocidio –faltan los desaparecidos bajo los escombros, los detenidos y los simplemente secuestrados—siguen aumentando – la prensa occidental los cifra en cerca de 60.000—, reflexiono como puedo sobre la peligrosa santa alianza de tres personajes y sus respectivos poderes. Estos son algunos de sus méritos:
Bejamin Netanyahu, que embiste enfurecido al mismísimo secretario general de la ONU, António Guterres, declarándole “persona non grata” y prohibiéndole entrar en Israel, desafía impunemente a la Corte Penal Internacional, suprime de un plumazo el imprescindible trabajo de la UNRWA en la Palestina ocupada, derriba despiadadamente escuelas y hospitales, arrasa toda la Franja de Gaza, persigue a tiros y bombazos a los horrorizados humanoides del enclave, y utiliza la hambruna como inmisericorde arma de guerra (¡No es una guerra, es un genocidio!), entre otros méritos.
El régimen marroquí no escatima medios ni artimañas para seguir ocupando, desde 1975, ilegalmente y por la fuerza de las armas, el Sáhara Occidental
El Emperador Donald Trump, que retira a Estados Unidos del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, prohíbe financiar a la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), amenaza y castiga a los jueces de la Corte Penal Internacional (CPI), clama contra la ONU y sanciona a la Relatora Especial de las Naciones Unidas para los Territorios Palestinos ocupados, Francesca Albanese, elimina la Agencia estadounidense para la ayuda al desarrollo (USAID), detiene a los estudiantes que se manifiestan contra el genocidio y doblega a las universidades cortándoles la financiación, encarcela a los inmigrantes y los extradita a temibles cárceles en otros países, castiga a Sudáfrica por haber llevado el caso del genocidio palestino a la Corte Penal Internacional y, resumiendo, --además de desbaratar conscientemente la legalidad internacional vigente-- apoya incondicionalmente el genocidio palestino, proporcionando a Netanyahu cuanto armamento e ’inteligencia’ haga falta para expulsar a los palestinos de su tierra y convertirla después en un obsceno resort turístico de lujo…, de cuya construcción y demás se beneficiarán principalmente las propias empresas yankees.
Mohamed VI de Marruecos, a quien Trump ha entregado unilateralmente la soberanía del territorio no autónomo del Sáhara Occidental, saltándose la legalidad internacional y suprimiendo el inalienable derecho de autodeterminación del pueblo saharaui, a cambio de normalizar sus relaciones con Israel. Esta normalización está avanzando a toda prisa, en particular en el terreno militar y de ‘inteligencia’, enfocada principalmente a combatir al pueblo saharaui y a su vanguardia, el Frente Polisario, lo que está conduciendo a una peligrosa palestinización del territorio. El régimen marroquí no escatima medios ni artimañas para seguir ocupando, desde 1975, ilegalmente y por la fuerza de las armas, el Sáhara Occidental; se permitió declarar “persona non grata” al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y montarle una feroz campaña de desprestigio por mencionar la ocupación del Sáhara Occidental; no ha dado cuenta de medio millar de saharauis ‘desaparecidos’; mantiene encarcelados y en condiciones humillantes a los presos políticos saharauis y, en particular a los 19 del grupo de Gdeim Izik, condenados a largas penas de prisión, incluso a cadena perpetua, en unos juicios-farsa pretendidamente sustentados en falsas confesiones obtenidas bajo tortura; sigue deportando y prohibiendo el acceso al territorio del Sáhara ocupado a periodistas diputados, abogados, juristas, cooperantes…, para que no sean testigos de la situación; saquea los recursos naturales del Sáhara ocupado; presiona y corrompe a políticos, periodistas, académicos, … con su ‘política de la chequera’ y sus poderosos lobbies para que bendigan su anexión del territorio saharaui… Tras la “normalización” promovida por Trump, Israel, sus empresas y sus servicios secretos y de inteligencia están tomando unas posiciones desafiantes en el norte y noroeste de África, incrementando las tensiones y la inestabilidad en la región…
Seguiremos otro día, pero ¡ojo con estas tres criaturas y sus benditas intenciones!
Luis Portillo Pasqual del Riquelme es doctor en Ciencias Económicas, miembro del Movimiento por los Presos Políticos Saharauis (MPPS) en cárceles de Marruecos y autor de En Defensa de la Causa Saharaui. Testimonios de Denuncia, Resistencia y Solidaridad (Círculo Rojo, 2024)
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