El 6 de octubre de 1973 empezó la llamada Guerra del Yom Kipur, también conocida como Guerra de Octubre por los árabes. Las fuerzas de Egipto y Siria lanzaron un ataque por sorpresa aprovechando la festividad del Yom Kippur, el día más sagrado del judaísmo. La guerra se dividió en dos frentes: en los Altos del Golán las fuerzas sirias, y en el Canal de Suez las fuerzas egipcias. Pero la gran conmoción nacional y polarización social vino con el hundimiento del frente sur al principio de la ofensiva. En la llamada Operación Badr las fuerzas egipcias cruzaron el Canal de Suez, y arrasaron la Línea Bar-Lev, una serie de búnkeres y trincheras que tenía que ser inexpugnable. Murieron 950 israelíes, 2.000 resultaron heridos. En total, 2.812 soldados israelíes perdieron la vida en las ofensivas siria y egipcia en los primeros días. Hubo una gran conmoción social, ya que todo había sucedido en muy pocos días, pero después de que cesaron los combates estalló la sociedad israelí.
La guerra del Yom Kipur terminó formalmente el 25 de octubre de 1973, y el 21 de noviembre, después de unas grandes manifestaciones políticas en las que se exigía explicaciones al gobierno por lo sucedido en la Línea Bar Lev y en los Altos del Golán. Nadie entendía que les pudiera pillar por sorpresa, nadie entendía cómo no había un plan previo, y con una feroz crítica social contra el gobierno, se constituyó la Comisión Agranat, encargada de investigar los fallos en la inteligencia y preparación militar de Israel. Analizó cómo se manejó la información previa al ataque y evaluó la actuación de los altos mandos militares.
Las conclusiones provisionales provocaron la caída del gobierno de Golda Meir en 1974. Y es que la sociedad israelí debe recordar que las protestas que tuvieron lugar entre 1973 y 1974 no fueron solamente contra el gobierno por la guerra, sino por deslegitimar cualquier crítica con el argumento de que ir contra el gobierno era estar contra Israel.
Es un posicionamiento que también hemos visto ahora por parte de los seguidores de Benjamin Netanyahu y de las decisiones del gobierno. Algunos de sus miembros incluso se han llegado a enfrentar a familiares de secuestrados y asesinados en la masacre de Hamás del 7 de Octubre que dudaban que la posición gubernamental sirviera de algo. La falta de crítica entre la Guerra de los Seis Días y la Guerra del Yom Kipur afectó negativamente a la legitimidad del gobierno, y por ello la sociedad respondió con hartazgo en noviembre de 1973.
Ahora, con la iniciativa de paz de Donald Trump sobre la mesa, aceptada por Israel y las facciones armadas palestinas, la sociedad israelí vuelve a pasar por lo mismo. El seguidismo gubernamental se enfrenta a las protestas de la calle, y la falta de una investigación judicial formal sobre por qué las facciones armadas palestinas pudieron llevar a cabo el 7 de Octubre sigue sembrando fricciones entre el gobierno y la oposición.
La Comisión Agranat generó un debate social sobre la responsabilidad política en asuntos de defensa nacional, y hasta qué punto debe llegar el papel de las Fuerzas Armadas de Israel en sus tareas de prevención en paralelo al poder político. Así la Ley Básica sobre el Ejército de 1975 definió la subordinación del ejército al poder civil. El país avanzó en calidad democrática al permitir la crítica política y el debate parlamentario abierto. La ciudadanía empezó a ser considerada en sus reivindicaciones de transparencia y rendición de cuentas, y la brújula moral dejó de estar en manos de comandantes militares y pasó a la política.
Ahora la sociedad israelí vuelve a estar de nuevo en una encrucijada como entonces. Algunos debates, que se abrieron hará una década, sobre si los haredim, mal llamados ultraortodoxos, deben participar en el Ejército vuelven a estar sobre la mesa. Como también qué rol han de tener los árabe-israelíes en la sociedad. El cierre de filas que ha exigido Netanyahu y el Gobierno, al equiparar la crítica a sus acciones con el cuestionamiento de Israel, se hunde con su propio peso ahora que parece que llega la paz. Einav Tsengauker, a quien secuestraron a su hijo el 7 de octubre y sigue retenido en Franja de Gaza, acusó a los ministros Ben Gvir, Smotrich y al primer ministro de sabotear toda oportunidad de abrazar a su hijo. Y es que la inclusión de ministros kahanistas en el Gobierno, quienes se oponen a cualquier acuerdo de paz con Hamás, provoca que Netanyahu no pueda considerarla una victoria política.
Es muy posible que una vez que pase un tiempo después de que los secuestrados se reencuentren con sus familias empiece una temporada de tensión en la política israelí. Primero, se querrá saber qué hizo el Gobierno de Netanyahu para evitar el 7 de Octubre; después, cómo actuó Israel ese día; y, por último, cómo se ha desarrollado la operación militar en la Franja de Gaza. Recordemos que en repetidas ocasiones los comandantes militares y los responsables políticos expresaban opiniones contradictorias sobre la operación en curso.
Netanyahu ha jugado la carta de la polarización: o yo, o el caos, como ha hecho durante una década. Y ha resultado que con él también hay caos"
Debemos ser conscientes que la sociedad israelí, y más después de 1973, es especialmente crítica con su gobierno, y el seguidismo, si lo hay, se desgasta rápido. De ahí que Netanyahu haya jugado la carta de la polarización: o yo, o el caos, como ha hecho durante una década. Y ha resultado que con él también hay caos.
Tendremos que estar atentos a lo que suceda en Israel las próximas semanas. Podemos ver de nuevo cargas policiales en las calles, una moción de censura al gobierno de Netanyahu por poner trabas a la implementación del acuerdo de paz propuesto por Trump, e incluso a Netanyahu ante los tribunales. El 76% de los israelíes han perdido la confianza en el Gobierno, y el 44% cree que debe dimitir. Es una situación que, de nuevo, nos sitúa en noviembre de 1973, cuando la imagen de un tótem político como Golda Meir empezó resquebrajarse.
Guillem Pursals es doctorando en Derecho (UAB), máster en Seguridad (UNED) y politólogo (UPF), especialista en conflictos, seguridad pública y Teoría del Estado.
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