En los mercados bursátiles, el adiós de un accionista de referencia suele suponer un mal trago. Más allá de las circunstancias que motiven la salida del capital del inversor en cuestión, la puesta a la venta de un paquete amplio de acciones suele ser motivo de sonoras correcciones.

Pero cuando la separación viene a confirmar un hecho ampliamente anunciado, la ruptura definitiva puede suponer un alivio para la compañía afectada.

Éste es el modo en que debe entenderse la salida de la familia Fluxá del accionariado de ACS. Los dueños de Iberostar se han desecho del 5,61% que controlaban de la constructora española por un total de 554,36 millones de euros.

El interés inversor en ACS ha permitido a los Fluxá cerrar su venta con escaso descuento

Tras la noticia, conocida este miércoles, ACS no ha podido evitar los recortes en bolsa. Sin embargo, su descenso, de apenas el 1%, puede ser entendido más como una muestra de fortaleza, que como una mala señal. Para los analistas de Bankinter, el hecho de que los Fluxá lograran colocar sus acciones con un descuento de apenas un 2,37% respecto al cierre del martes, "pone de relieve el interés inversor en ACS".

Pero además, la salida definitiva de un accionista cuyas intenciones de vender eran conocidas desde hace meses, encierra otras lecturas positivas para la compañía que preside Florentino Pérez. "Esta venta implica liberarse de un freno para la cotización, ya que se deja atrás el riesgo de una colocación acelerada por parte de la familia Fluxá con la que el mercado especulaba en los últimos meses", corroboran en Bankinter.

Una visión que es compartida por los analistas de Fidentiis, quienes recuerdan que en los últimos meses ACS también ha visto la salida progresiva de su capital de Corporación Financiera Alba -el brazo financiero de la familia March-, que ya cuenta con menos de un 3% en el capital de la compañía. "Vemos esto como una buena noticia para ACS, dado que elimina casi completamente el riesgo de salida", observan.

Así, el adiós de los Fluxá puede representar el impulso definitivo que permita a la constructora española abordar niveles no vistos en los últimos seis años.

Y es que más allá del baile de accionistas, en el mercado impera una visión favorable hacia las perspectivas de negocio del grupo. La reducción de su deuda, la mejora de la rentabilidad de su filial alemana Hochtief y el crecimiento de su cartera de proyectos son algunos de los principales argumentos de este optimismo.

Los expertos valoran la reducción de la deuda de ACS y su sólida cartera de proyectos

En Fidentiis, acaban de revisar al alza su rango de valoración de ACS a entre 34,9 y 41 euros, lo que implica un potencial mínimo del 9,5% que podría ampliarse en el mejor de los casos hasta casi un 29%.

También Citi sostiene una visión positiva sobre el valor, al que otorga un precio objetivo de 35 euros -un 9,85% por encima de su cierre del miércoles, al que habría que sumar una rentabilidad por dividendo en el entorno del 4%. "Vemos a ACS como un líder global geográficamente diversificado en un espacio de actividad atractivo, con una sólida cartera de proyectos, impulsores operativos positivos y un balance cada vez más sólido", observan en el banco estadounidense.

Para ACS, por lo tanto, el futuro se presenta prometedor. Y así decir adiós resulta menos amargo.