Agarrarse a asociaciones simples para interpretar los mercados no suele ser buena idea. Una de las más comunes es aquella que presenta la subida de los precios del petróleo como la mejor noticia posible para las petrolera. Atendiendo a la misma, y considerando la favorable evolución del crudo en los últimos meses, parece sencillo explicar que Repsol se encuentre actualmente a un paso de sus máximos históricos sobre el parqué.

La compañía que preside Antonio Brufau, que llegó a dejarse más de un 50% de su valor entre junio de 2014 y enero de 2016, al compás marcado por el derrumbe del petróleo, ha más que duplicado su cotización en poco más de dos años. Sólo en 2018 suma un 7%, lo que le sitúa como el octavo valor del Ibex.

Si se analiza con más detalle la situación de la petrolera española, se comprueba, no obstante, que su realidad no es tan simple. Como recuerda Luis Padrón, analista de Ahorro Corporación, Repsol ni es tan dependiente del precio del petróleo -le afecta casi en mayor medida la evolución del gas- ni puede celebrar sin reparos su escalada. De hecho, según observa Álvaro Navarro, analista de Intermoney Valores, el escenario ideal para la compañía sería uno en que los precios se mantuvieran en un rango entre 6o y 70 dólares.

Y es que si su negocio de exploración y producción (el denominado upstream) se beneficia de unos precios del petróleo más elevados, la actividad de refino (downstream), que genera casi tres cuartas partes del resultado de la compañía, ve amenazados sus márgenes a medida que el llamado oro negro recupera posiciones.

La escalada del crudo es negativa para el área de refino, el que genera la mayor parte del resultado

En cualquier caso, el mercado no parece demasiado preocupado por esta situación, debido, entre otras cosas, a que son pocos los analistas que prevén que el barril de Brent, que actualmente se negocia a unos 74 dólares por barril, pueda prolongar sus alzas de forma reseñable en el corto plazo.

Con esa tranquilidad, los inversores parecen más enfocados en los pasos que tiene previsto Repsol para reorientar su negocio, en un momento en que las compañías del sector petrolero empiezan a buscar alternativas con las que diversificar una actividad que parece destinada a una progresiva pérdida de terreno, ante el auge de las energías limpias. "Todo indica que Repsol tiene la vista puesta en el futuro del sector energético a largo plazo y estará muy pendiente de posibles inversiones en diversificación sin ningún tipo de urgencia, lo que valoramos positivamente", observan los analistas de Sabadell.

La compañía que dirige Brufau alcanza este crucial momento en una situación financiera muy favorable, tras reducir sus niveles de deuda neta en un 47% en los dos últimos años, dejando atrás los elevados volúmenes de apalancamiento que generó la compra de la canadiense Talisman en 2015. Y la reciente venta del 20% de Gas Natural por 3.816 millones de euros, le otorga margen para plantearse nuevas inversiones.

Así, los expertos tienen puesta su mirada en la presentación del nuevo plan estratégico de Repsol, que se espera que tenga lugar el próximo 7 de junio. "La gran incertidumbre será la reinversión de los recursos obtenidos por la venta de Gas Natural. Por ahora no hay destino específico. La compañía buscará oportunidades en negocios de gas y electricidad no regulados, con rentabilidad superior a los de Gas Natural", indican en Bankinter.

Los expertos ven fundamental en el futuro de Repsol el destino que dé al dinero obtenido por la venta de Gas Natural

En esta misma línea, Padrón descarta que Repsol vaya a lanzarse a un cambio estratégico radical, con la apuesta por nuevos negocios como el de las energías renovables, sino que espera que la firma presente un plan de inversiones dirigido a elevar su exposición al petróleo, aumentando sus niveles de producción de crudo, y, quizás, en activos de generación de ciclo combinado, aprovechando las eficiencias que puede obtener en esta área gracias a su posicionamiento en el ciclo del gas.

En la misma línea se manifiesta Navarro, que cree que el plan estratégico de Repsol puede convencer al mercado si refleja una reactivación de la inversión, moderada, con operaciones que muestren su rentabilidad. Y sobre todo, que no representen un esfuerzo financiero que vuelva a situar la caja de la petrolera en una situación delicada. "Espero que siga en la misma línea de los últimos tiempos. La compañía tiene fondos y no tiene urgencias para invertir, por lo que no hay ninguna necesidad de abordar inversiones caras", señala el analista de Intermoney Valores.

Búsqueda de inversiones rentables a precios razonables. Esa es la demanda -tan simple y a la vez tan compleja- que el mercado hace a Repsol. Con esos ingredientes, y siempre que los precios del petróleo no den ningún sobresalto, el grupo tiene margen, en opinión de los analistas, para seguir convenciendo a los inversores. No en vano, tanto Sabadell como Ahorro o Intermoney le otorgan potenciales de revalorización superiores al 14%.