Barcelona celebra hoy 30 años de su proclamación como ciudad olímpica. O debería celebrarlo, porque lo cierto es que la política de gestos y revisión del pasado que ha llevado a cabo el gobierno municipal ha metido a la alcaldía de Ada Colau en un nuevo embrollo a cuenta de la celebración de esta fecha. No en vano la imagen que los barceloneses asocian a la consecución del sueño olímpico es la de Juan Antonio Samaranch anunciando la  vitoria de la candidatura olímpica de "la ville de Barcelona"; y Samaranch se ha convertido, por obra y gracia de la CUP, en nueva bestia negra de la historia de la ciudad condal por su pasado franquista.

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Tanto los representantes del Comité Olímpico Internacional como los responsables de la organización, en diversos ámbitos, de los Juegos Olímpicos de 1992, han declinado la invitación de la alcaldesa, que el jueves esperaba celebrar la efeméride con un almuerzo privado en el Palauet Albéniz. En el COI, pesará además el recuerdo del desaire cuando Barcelona aclare si mantiene su candidatura a unos juegos de invierno, opción en estudio tras la negativa inicial de los "comunes". El Ayuntamiento debe concretar en quince días si retira o no la candidatura.

Samaranch, falangista reconocido, fue presidente de la Diputación de Barcelona y embajador en Moscú, cargo desde el que fundamentó su elección como presidente del Comité Olímpico Internacional, merced a los lazos tejidos en los países de la Europa del Este. Y ese pasado es tan insoportable para la CUP y Barcelona en Comú -la coalición que lidera Colau, y que reúne en Barcelona a Podemos e ICV además de los acólitos de la ex activista- que optaron por borrar su nombre de la escultura que el ex presidente del COI regaló a la ciudad para conmemorar Barcelona'92. La CUP pidió retirar la escultura, pero Colau optó por un término medio, borrar el nombre de Samaranch.

Una solución que no ha satisfecho ni al Comité Olímpico ni a los "cobitos", esos antiguos políticos, empresarios y gerentes públicos responsables de convertir el sueño olímpico de Barcelona en "los mejores juegos de la era moderna".

De gira americana

En respuesta, y mientras la alcaldesa sigue su gira americana, el teniente de alcalde Jaume Asens ha asegurado hoy que Barcelona conmemorará los JJ.OO'92 pero lo hará aprovechando los 25 años de la cita olímpica para "para abrir el debate sobre las dudas y sombras que generó este evento". Nada de una "celebración autosatisfecha". Probablemenete cualquier barcelonés menor de 40 años al que se le pregunte hoy sería capaz de recordar dónde se encontraba ese 17 de octubre, o los saltos del entonces alcalde Pasqual Maragall celebrando la proclamación, pero la alcaldesa, de gira por sudamérica, argumentaba que con 12 años no fue conciente de la designación.

Hace treinta años, el alcalde Pasqual Maragall celebró la designación de Barcelna asegurando: “Lo que es bueno para Barcelona es bueno para Cataluña; lo que es bueno para Cataluña, es bueno para España. Visca Barcelona”. Palabras que hoy se antojan imposibles.