Llevaba un año de paz, disfrutando de la libertad que le brinda estar jubilada y alejada de la política, pero sobre todo, lejos de la amenaza terrorista. La ha sufrido durante casi la mitad de su vida, la misma que ha dedicado a la función pública. María José Usandizaga se inició en ella en plena transición y vivió como concejal de UCD primero y del PP después, los años más violentos de ETA. En dos etapas, Usandizaga retornó al Consistorio de la capital guipuzcoana después de que la banda terrorista asesinara a Gregorio Ordoñez en 1995 y al que poco después sustituiría como portavoz y rostro del PP en el Ayuntamiento.

Llegó a presidir el PP de Guipúzcoa tras la marcha de María San Gil. “Me han quitado 30 años de mi vida”, asegura en referencia a los violentos. Tras décadas viviendo con temor y protección, con los insultos y la presión social de los violentos como entorno cotidiano y que creía haber dejado atrás, los fantasmas han revivido. Unas pintadas en el portal de su casa, un "Gora ETA" y una diana al PP, le han recordado este jueves que aquella San Sebastián que sufrió aún sobrevuela. Son sus restos, sí, pero suficientes para revolverle e inquietar la placentera vida que empezaba a disfrutar.

Pregunta.- Asegura que no ha llegado a ver las pintadas y que no ha regresado a casa hasta que no las han retirado.

Respuesta.- No, no estaba en casa cuando las han hecho, a mediodía. No he vuelto hasta que me han avisado de que las habían borrado. No he querido verlas porque es muy duro volver a ver estas coas, volver a ver en tu portal un “Gora ETA”.

P.- ¿Qué le pensamiento le ha venido a la cabeza?

Esto es un horror. No me lo creía, no sabía de qué me estaban hablando"

R.- ¿Qué se me ha venido a la cabeza? Pues que esto es un horror. No me lo creía, no sabía de qué me estaban hablando. Me han dado el día y me da rabia decirlo porque imagino que estará encantado el que lo ha pintado. Se te remueven muchas cosas. Yo he estado 30 años sin poder salir a la calle y cuando por fin empiezas a poder hacerlo, a retomar tú vida y recuperar en parte el tiempo perdido... Aunque los 30 años que he vivido no me los devuelve nadie, ahora estoy jubilada y no quiero saber nada de todo esto.

P.- ¿Cree que es algo organizado y premeditado contra el PP?

R.- No lo sé, quiero creer que no, que esto es cosa de un esporádico. Pero sí piensas que aquí está pasando algo. Primero lo de Alsasua (el ataque a dos guardias civiles), después lo de Bilbao (el ataque al presidente de Nuevas Generaciones de Vizcaya) y ahora esto. ¿No son demasiadas cosas? No tengo ni idea, sólo sé que es muy duro volver a ver esto, es muy duro.

P.- ¿Quedan demasiado posos de odio para que estas actitudes se erradiquen?

R.- No lo sé. Yo estaba contenta porque desde hace un año estaba queriendo ver que las cosas cambiaban, no he querido saber nada. Todos sabemos que se ha educado a unas generaciones en un odio y unas mentiras que va a ser muy fácil que se pueda recuperar. Una cosa es que ETA no esté y otra es lo que se ha cultivado aquí, y que ahora está dando estos frutos.

P.- La izquierda abertzale a la que usted tantas veces se ha enfrentado en el Ayuntamiento, ¿cree que ha cambiado?

Creo que en este mundo las cosas han cambiado un poco. Aquí estamos todos muy hartos"

R.- Me ha llamado la portavoz del PP en el Ayuntamiento para decirme que la portavoz de EH Bildu me quería llamar para solidarizarse. Una persona con la que no he tenido relación y que al parecer no se atrevía a llamarme. Creo que en este mundo las cosas han cambiado un poco. Aquí estamos todos muy hartos. Que haya cuatro locos aún rondando, pues no sé…

P.- ¿Qué echa en falta para terminar de una vez por todas con este tipo de actitudes y amenazas?

R.- Que se reconozca lo que ha sucedido, que no se trate de pasar página y olvidar como si aquí no hubiera sucedido nada. Si todos fuéramos conscientes de lo que ha pasado, del daño causado y de lo que hemos sufrido le aseguro que ya se habría dado ese paso. Lo que no se puede hacer es borrón y cuenta nueva. Hay algunos que nunca podremos hacer eso porque lo llevamos encima.