Conoció la derrota de Hillary Clinton en el cuartel general demócrata, donde nadie, ni los más agoreros, imaginaron un escenario tan desolador. Juan Verde (Gran Canaria, 1971) fue uno de los primeros 20 empleados de la ex candidata demócrata en 2008 y comenzó su carrera con los Clinton en los años 90. Ha participado en 14 campañas electorales en Estados Unidos -de ellas, cuatro presidenciales-, pero ninguna como la que ha desembocado en la victoria de Donald Trump el pasado 8 de noviembre. Fue codirector internacional de la campaña para la reelección de Barack Obama, subsecretario adjunto para Europa en el Departamento de Comercio y asesor en temas de economía internacional, sostenibilidad y comunidad hispana con Obama.

Con Hillary Clinton, la candidata mejor preparada de la Historia de EEUU, ex primera dama, ex senadora, ex secretaria de Estado, ha pertenecido a su Comité Nacional de campaña. Confiesa que ha sido un golpe inesperado perder frente a un outsider, hace autocrítica y se muestra confiado de que el Partido Demócrata resurgirá renovado de sus cenizas. Será un partido en el que tendrán mucho que decir afroamericanos, hispanos, mujeres y jóvenes.

Pregunta.-  ¿Les sorprendió el resultado?

Respuesta.- Fue una gran sorpresa, y hay que hacer una crítica objetiva interna de la campaña puesto que estábamos absolutamente convencidos de la victoria. Seguíamos de forma semanal las 19 encuestas de carácter nacional que se hacían, de las cuales sólo una, la de Los Angeles Times, daba a Trump como ganador. Revisábamos la metodología y cuestionábamos los indicadores, teníamos nuestras propias encuestas, y modelos estadísticos con big data, y nos daban también una victoria aplastante. Lo que importa son los votos electorales y había nueve Estados indecisos. Trump debía ganar en esos nueve Estados para ser presidente, y ganó esos nueve, y dos más. Fue un golpe muy duro. (Donald Trump logró 290 votos electorales, 58 más que su rival, pero Hillary Clinton superó finalmente por 1,4 millones de votos populares al republicano).

P.- ¿Cuál fue el error más grave de la campaña demócrata?

R.- El más grave, y es fácil decirlo hoy porque es como ser entrenador los lunes, fue no entender que, en gran medida, se trataba de un voto de protesta y un voto antisistema. No tiene nada que ver con la ideología. Eran dos candidatos, ninguno de los dos era un gran candidato, desde el punto de vista de la popularidad, pero uno, Trump, representaba una propuesta más outsider, más de fuera, más antisistema. Me niego a creer que la mitad de la población norteamericana es xenófoba o machista.... Estuvieron dispuestos a votar con la mano en la nariz pero le dieron el voto de confianza a él porque Trump representaba algo fresco y nuevo.

Me niego a creer que la mitad de EEUU es xenófoba o machista... Dieron el voto a Trump porque representaba algo fresco y nuevo"

P.- ¿Fue entonces un error que Hillary Clinton fuera la candidata del Partido Demócrata?

R.- Es muy fácil decirlo hoy. Cuando yo tomé la decisión, hace dos años, en ese momento, con la información que teníamos, era la decisión más correcta. Hoy, viendo los resultados, probablemente Bernie Sanders (senador por Vermont que disputó la candidatura a Hillary Clinton) era un candidato antisistema, outsider, con mayor popularidad... Sanders y Trump habrían sido dos candidatos de fuera que quieren cambiar el sistema y probablemente le habrían dado más el voto a Sanders. Nunca lo sabremos.

P.- ¿Qué cuota se puede asumir como responsabilidad propia de la derrota?

R.- Es mi quinta campaña presidencial, he participado en 14 campañas políticas en EEUU,  desde gobernador, senadores, congresistas y presidenciales... No quiero parecer poco objetivo, pero creo que se llevó a cabo una campaña muy buena desde un punto de vista de medios de comunicación, redes sociales, big data, movilización... Llevamos a cabo la mayor movilización en la Historia de EEUU: sólo en las últimas 72 horas se movilizó a millón y medio de voluntarios; conseguimos la mayor recaudación de la Historia de un candidato demócrata. Fue una campaña muy buena desde un punto de vista logístico, operativo y de eficacia. No fue ése el problema, aunque hubo equivocaciones. También me parece que hubo una serie de factores externos que nos afectaron muchísimo, como el tema del FBI, que no tiene precedentes alguno en la Historia de EEUU. El director del FBI, James Comey, actuó con fines electorales e ideológicos. Comenzó su carrera profesional como asistente de un congresista republicano; fue uno de los fiscales en el caso Whitewater contra Hillary Clinton; participó y fue asesor de Kenneth Starr en el caso Monica Lewinsky contra Bill Clinton... Es la primera vez que un director del FBI se inmiscuye en una elecciones, y no pueden hacerlo a no ser que sea un caso categóricamente claro, y no lo era, como vimos después. Debía haber analizado antes la información nueva. No es la única razón, pero desempeñó un papel importante.

P.- ¿Subestimaron a Trump?

R.- Sí, sería poco responsable no reconocerlo. Es un candidato que, por cierto, venció a otros 17 candidatos en las primaras dentro de su propio partido, candidatos con más preparación, más dinero, más maquinaria...

P.- Ese proceso de elección del candidato en el Partido Republicano fue más abierto, ¿cree que faltaron esos reflejos en el Partido Demócrata?

Vamos a ver a afroamericanos, hispanos, mujeres y jóvenes en posiciones de poder en el Partido Demócrata"

R.- Sin lugar a dudas. Creo que estamos ante una magnífica oportunidad para el Partido Demócrata. La lección de esta derrota, tan dolorosa en lo personal, por su impacto en el futuro de EEUU y a nivel global. Estoy preocupado pero a su vez me llena de ilusión la oportunidad que tiene ahora el Partido Demócrata. No puedes hacer lo mismo y esperar un resultado distinto. El pueblo norteamericano nos dijo que está harto de los políticos tradicionales y de los partidos tradicionales, y lo que va a surgir de estas cenizas será un partido nuevo, no sólo en su estructura y en su liderazgo, que también, sino nuevo a la hora de hablar y comunicar con la gente. La gente quiere comunicación genuina, frescura, un sistema participativo, quiere que se le escuche. Vamos a ver un nuevo liderazgo. Nos equivocamos. Hoy sabemos por WikiLeaks que el partido pecó de favoritismo. El liderazgo del partido eran hombres, anglosajones blancos y mayores. Esa composición no representa a nuestra base. Vamos a ver en posiciones de poder a afroamericanos, hispanos (y me incluyo), mujeres y jóvenes. En primer lugar, buscaremos un nuevo liderazgo, y en segundo lugar, empezaremos de cero para poner en marcha una nueva forma de hacer política que ojalá sea referente en el resto del mundo. Hemos de hablar a la gente, escuchar y comunicar de manera más efectiva.

P.- En España se ha hablado mucho de esa nueva política. ¿Llegará la nueva política a EEUU?

R.- Es un fenómeno mundial y que no obedece a color político ni ideología alguna. Lo que ha pasado en EEUU tiene paralelismos en Francia con Le Pen, en Grecia con Syriza, en España con Podemos.. a ambos lados del espectro político. Y en EEUU están Sanders o Trump. Son polos opuestos con denominadores comunes: son populistas. Utilizan frases cortas y sencillas ante retos difíciles. El Partido Demócrata no será un partido populista, será responsable, pero sobre todo un partido donde hay una participación directa de la gente. Hemos de volver a creer en la política: importa participar como ciudadano. Ese poder de la sociedad civil se ha perdido.

P.- Suena mucho a lo que decía Sanders durante la campaña, pero no se le hizo caso. Se le podría haber incluido en el ticket.

R.- No supimos entenderlo porque quienes tenían que interpretarlo no representaban a esas persona y no lo comprendían. El partido nuevo ha de ser de gente joven, de minorías, de gente de la calle... Quiero que el ama de casa se meta en política, los estudiantes... y que la gente vuelva a creer en política como la forma más efectiva de cambiar el mundo, la única.

P.- ¿Quién va a ser el líder de la oposición?

R.- No lo sé. En las últimas horas han surgido varios candidatos que son afroamericanos o hispanos. También se habla de Howard Dean, que fue presidente del partido y optó a ser candidato a la Presidencia.

P.- ¿Sanders no ocupará ese papel?

R.- Le veo más en el Senado. Será la cabeza visible de la oposición en el Senado. Pero tiene 72 años y esto va a ser una larga travesía.

Michelle Obama dice que no quiere dedicarse a la política, pero es brillante: una primera dama presidenciable"

P.- Mucha gente ve a Michelle Obama como un gran aval para los demócratas. ¿Sería una buena apuesta para el futuro?

R.- Yo se lo he preguntado personalmente y me ha dicho que no rotundamente, que se va de la política y que no se lo plantea. Pero si me dieran un dólar cada vez que he oído eso por parte de políticos que terminan en política... Como anécdota, recuerdo que Barack Obama conoció a Michelle un verano haciendo unas prácticas y ella era su jefa. Es brillante, y en las elecciones ha desempeñado un papel relevante. Es una primera dama presidenciable.

P.- Antes de las elecciones, usted describía un escenario apocalíptico en caso de victoria de Trump. Y ahora, ¿qué?

R.- Veo dos escenarios: uno, en el que modera sus posiciones y donde impera el sentido común y el pragmatismo. Ojalá. No querer que le vaya bien a Donald Trump sería como no querer que al piloto de tu avión le vaya bien. Otro escenario es aquél en el que cumple con sus promesas electorales, y mucho me temo que es por donde va. Me preocupan cuatro temas: el cambio climático. EEUU lidera ese movimiento, pero va a nombrar ministro de Medio Ambiente a un negacionista. Está identificando a asesores y ministros muy extremos. Las otras áreas son relaciones internacionales: podemos estar ante el fin de un modelo que ha dado estabilidad al mundo entero desde la II Guerra Mundial y se basaba en la OTAN y en el apoyo a sus aliados históricos; también el tema social, la salud pública. Trump quiere desmantelar el Obamacare. Había 46 millones de personas sin acceso a la sanidad, ahora lo tenemos y quiere desmantelarlo. Y el tema de la inmigración y las minorías. Quiero pensar que no puedes deportar a 11 millones de personas ni construir un muro. Hay que esperar.

P.- ¿Habrá un cambio sustancial en las relaciones con la UE?

R.- Depende de estos escenarios. No quiero ser fatalista, pero la otra gran depresión llevó a EEUU a un modelo de proteccionismo y de aislamiento. En Europa aparecieron movimientos nacionalistas y proteccionistas. Hitler llegó al poder en un proceso democrático y abierto en 1933. Un país con pretensiones territoriales, Alemania, dio inicio a la II Guerra Mundial. Ahora Rusia tiene pretensiones territoriales, ya vimos lo que pasó en Ucrania. ¿Qué pasaría si no hubiera una OTAN donde EEUU tenga un acuerdo incondicional de protección? A veces la Historia se repite. Y podemos estar en el inicio de un nuevo modelo de relaciones internacionales.

P.- ¿Ve en España posibilidades de que surja un Trump?

R.- No en la extrema derecha, pero sí hay riesgo de que arraigue el populismo. Me interesa más que la renovación llegue a un partido responsable, serio y coherente, no de frases cortas para problemas complejos. Muchos partidos que están surgiendo en todo el mundo. No es un tema ideológico.

P.- ¿Cuál es la vacuna contra el populismo?

R.- Escuchar, bajar y reinventarse. Bajar de la torre de marfil. Los partidos han de entender que las cosas tienen que cambiar, no se puede gobernar para unos pocos, y hay que darles lo que quieren, un sistema más participativo, más democrático. EEUU ha de reformar el colegio electoral y aquí tener listas abiertas y primarias.