Ada Colau ha encontrado la fórmula para conseguir que el Metro llegue a la Zona Franca de Barcelona sin que el Ayuntamiento de Barcelona tenga que seguir financiando a la Generalitat, por lo menos formalmente. El Consistorio comprará a la administración autonómica inmuebles por valor de 40 millones de euros, monto que se destinará íntegramente a las obras pendientes para que entre en funcionamiento el ramal sur de la Línea 10 de Metro, la que conectará el barrio de la Zona Franca con el centro de la capital catalana.

Las arcas dela Generalitat están vacías desde que el tripartito dejó el gobierno catalán a las puertas de la crisis económica. Artur Mas no pudo revertir esta situación que ni siquiera el FLA de Cristóbal Montoro ha conseguido arreglar. Durante las anteriores presidencias de Mas, la Generalitat ya aprovechó la liquidez del Ayuntamiento, entonces en manos del también convergente Xavier Trias, para que fuera éste el que financiara las obras de la capital catalana hasta alcanzar una deuda que el PP de Barcelona cifró en 317 millones de euros en 2015.

Deuda pendiente de 90 millones

Actualmente la Generalitat reconoce una deuda pendiente con Barcelona de 90 millones, que no está previsto sufragar en el próximo ejercicio. Para no incrementarla, Colau ha orquestado el convenio firmado hoy con el vicepresidente económico, Oriol Junqueras, que consigue así liquidez para cumplir con uno de los compromisos del gobierno catalán por la única vía que ha resultado realmente efectiva hasta ahora para la Generalitat, la venta de activos inmobiliarios.

El convenio implica la compra del histórico edificio de la Llotja, además de dos piezas del ámbito de Can Batlló y las antiguas Cocheras de Borbón. Con estos fondos, la Generalitat debe poner en funcionamiento las estaciones de Foneria y Foc Cistell, que darán servicio a una población potencial de 70.000 personas.