No recordaremos 2016 por ser el año en que España estuvo 10 meses sin Gobierno y la nueva política entró en el Parlamento. Ni porque Mariano Rajoy haya sido el único político del establishment que este año ha salido fortalecido.

Al presidente del Gobierno le gusta tanto aparentar normalidad que hace que parezca inevitable que en 2015 se tomara las uvas cuestionado por el batacazo electoral que se dio el PP en el 20-D y hoy brinde por el Año Nuevo más reforzado que nunca frente a un PSOE descabezado, un Podemos a cabezazos y con Aznar fuera del PP. Como si 2016 no hubiera podido salir de otra manera.

Rajoy brinda por el Año Nuevo frente a un PSOE descabezado, un Podemos a cabezazos y con Aznar fuera del PP

Tampoco lo recordaremos por tanto sondeo fallido ni tanto referéndum por la culata. Ni por la primera mujer presidenta de EEUU que nunca lo fue, ni por los miles de valientes que a diario se lanzan al Mediterráneo buscando un refugio desesperado, ni por los bebés afectados de Zika en Brasil, donde Simone Biles arrasó en los Juegos de Río ("No soy la nueva Usain Bolt", dijo, "soy la primera Simon Biles").

No pasará a la Historia 2016  por el medio centenar de mujeres asesinadas este año en España por la violencia machista, ni por los bombardeos de Aleppo, las masacres en Sudán del Sur ni la campaña de terror del presidente Duterte en Filipinas. Ni siquiera por el entierro de Fidel. Tampoco por eso recordaremos 2016.

Olvidaremos que la Audiencia Nacional juzgaba la trama Gürtel y las black en plena investidura de Rajoy, y a la Infanta testificando en el caso Noos, a los cabecillas de Manos Limpias ingresando en prisión  y a Isabel Pantoja saliendo de ella. También la paz en Colombia, la caza de los Pokemon, el Nobel de Dylan, el impeachment de Dilma Roussef en Brasil, el apoyo de Vladimir Putin a Al Assad en Siria, el golpe de Estado fallido en Turquía, y a Justin Trudeau haciendo yoga en Canadá.

Ni por la dimisión de David Cameron tras el Brexit, las manifestaciones #Blacklivesmatter por la violencia policial en EEUU y otros muchos trending topic por aquellas buenas causas que también se nos han olvidado.

Que este año vivimos el sorpasso sólo soñado de Podemos, las rastas entrando en el Hemiciclo, el bebé de Carolina Bescansa, aquellos “no es no” de Pedro Sánchez que acabaron en la catarsis del PSOE con vodevil incluido también se olvidará. Y las cinco investiduras fallidas, los correos de Hillary Clinton investigados por el FBI, las mentiras en Facebook a las que ahora llamamos postverdad, todos los nombres de los papeles de Panamá, incluyendo el del ex ministro José Manuel Soria.

Lo mismo que el lío de los títeres del Gora Al-Qaeta y el perdón del Papa a los divorciados. Y la muerte de la senadora Rita Barberá en un hotel frente al Congreso. También las de Leonard Cohen, Prince y David Bowie. Nos acordamos aún de la de George Michael cuando suena Last Christmas, pero la olvidaremos.

Vamos a recordar 2016 por lo que pase en 2017: ha cambiado todo tanto que aún no entendemos bien de qué va esto

Y aunque nos conmovió el terremoto de Amatrice en el que murieron, se dice pronto, más de 300 personas, y el terrorismo azotando Europa con las bombas en el aeropuerto de Bruselas, y los camiones asesinos del 14 de julio en Niza al mercado navideño de Berlín… Tampoco por eso recordaremos 2016. Vamos a recordar 2016 por lo que pase en 2017, porque ha cambiado todo tanto que aún no entendemos bien de qué va esto.

El año en que Donald Trump ganó la presidencia de EEUU y en Europa nos empezamos a tomar en serio la pujanza de la extrema derecha, que, por cierto, se la juega en las urnas dentro de unos meses, puede que cambie el rumbo de la Historia. Y puede también que ni Trump, ni el Brexit ni Le Pen y sus amigos sean para tanto. Todo depende de 2017. Feliz Año Nuevo.