Sesión de control de baja intensidad. Solo el intercambio entre el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el portavoz adjunto de ERC, Gabriel Rufián, ha tenido algo de tensión política. El republicano, con su habitual tono condescendiente, ha espetado a su interlocutor que "la voluntad del 80 por ciento del pueblo de Cataluña no se compra con cristales de colores. Nos vemos en las urnas", ha sentenciado en alusión al referéndum de independencia que la Generalitat dice que quiere celebrar en septiembre.

Antes le ha dicho Rufián que pensar que satisfacer a Cataluña con el corredor Mediterráneo "se cuya leyendo"; que hablar continuamente "con su marca blanca", en referencia a Ciudadanos, "se cura dejando de ser un partido residual" o que haciendo "flamantes" estaciones de ave "se cura yendo en cercanías. Le invito, igual se hace independentista", ha ironizado.

Rajoy, que usa con él un tono bastante paternalista, como de hijo rebelde, ha destacado toda la actuación del gobierno en estos años sobre Cataluña para asegurar la viabilidad de la comunidad y la prestación de los servicios públicos esenciales a través del FLA y del pago a proveedores, "pero de eso no me pregunta. Creo que confunde sus interés con el de todos".

Tanto PSOE como PNV han preguntado sobre el Brexit, lo que no ha ayudado a levantar una anodina sesión de control.