Luis Pineda, presidente de Ausbanc, montó una empresa instrumental para pagar los gastos de su esposa, Teresa Cuadrado, según consta en un informe policial en manos del juez Santiago Pedraz que le mantiene en la cárcel desde hace un año por extorsión. Esta empresa, Buenas Maneras, sólo se limitaba a realizar una factura anual de 12.000 euros "a unas empresas del grupo para los gastos" de Cuadrado.

Los agentes recogen en su informe un correo electrónico entre dos empleados de Ausbanc en el que reconocen que Buenas Maneras "es una sociedad que está en stand by para cuando hagan alguna cosa", ya que no tiene ningún ingreso.

Servicios inexistentes

Además, en este documento se explica que Pineda "ha creado un complejo entramado empresarial" para obtener un lucro personal "así como para ocultar la verdadera procedencia de dicho beneficio". En concreto era titular de 12 sociedades en España y cinco en el extranjero.

Esta estructura funcionaba con un traspaso de fondos de Ausbanc a las empresas que en su mayoría estaban relacionadas con servicios que no se "practicaban" para "cuadrar balances o efectuar trasvase de dinero entre sociedades".

La policía también sostiene que el presidente de Ausbanc "utiliza las sociedades" de su propiedad como si fuesen "parte" de la organización, ya que Pineda "negocia inserciones y patrocinios" en ellas. También cuenta con sociedades patrimoniales que en su mayoría son "propietarias de los locales donde están ubicadas las asociaciones Ausbanc a las que les cobra la pertinente renta por arrendamiento".

El partido político de Manos Limpias

Por ello, los investigadores aseguran que toda la estructura empresarial creada por Pineda "no tiene otra finalidad que obtener un beneficio personal, el cual es canalizado a sus sociedades personales" del dinero que obtiene de las empresas a las que extorsiona con convenios de publicidad. Las empresas firmaban dichos convenios "para no sufrir el acoso de los consumidores que Ausbanc representa mediante publicidad negativa o como destino de sus demandas judiciales".

En estas labores de chantaje participó Miguel Bernad, presidente de Manos Limpias, y la abogada Virginia López Negrete, que actuó como acusación en el juicio del caso Noos, y logró sentar en el banquillo a la Infanta Cristina.

Manos Limpias ofreció su apoyo a través de dos entidades: el sindicato y la Asociación Cívica. Asimismo, Bernad quiso montar un partido político cuyo expediente no llegó a buen término "por causas imputables a los interesados".