Desde que se anunciaron las elecciones del 21 de diciembre, buena parte del independentismo ha contribuido a extender entre sus acólitos la sensación de que los comicios autonómicos convocados por el Gobierno carecen de garantías. "Garantías" como eufemismo para no decir, directamente, que estarán manipuladas. Basta con buscar en Twitter las palabras 'Indra' o 'censo' para comprobar que la idea ha calado: hay miles de personas convencidas de que Indra manipulará el recuento de votos el 21-D en contra del independentismo; y otras tantas que piensan que el Gobierno ha inflado los censos empadronando masivamente a votantes españolistas.

Como es lógico, ni una cosa ni la otra son ciertas. Y más que eso: son un bulo recurrente que aflora con cada convocatoria electoral, especialmente en el caso de Indra. Mil veces desmentido, pero mil veces resucitado. Esta misma semana, el diario Ara abría su portada a todo lo ancho con gran escándalo: "El Estado adjudica a dedo a Indra el recuento del 21-D". Dentro del texto se explicaba que, por la cercanía de la fecha, todos los procedimientos relativos a las elecciones se adjudicarían por procedimiento de emergencia. Y que esto se había publicado ya en el Boletín Oficial del Estado.

Indra no cuenta votos

Se decía también que Indra se ha encargado históricamente del recuento de las elecciones en España, incluidas las catalanas, con la excepción de las generales del 2015. Lo cual es verdad a medias: Indra se encarga del traslado provisional de datos, pero jamás se ha encargado del recuento, ni lo hará tampoco el 21-D. Porque no es su trabajo y porque no lo permite la Ley. Lo cual no evita que destacados politólogos, como Ramón Cotarelo, y agitadores habituales del 'procés' como Suso de Toro o Xavier Sala-i-Martin, sigan contribuyendo a extender el bulo y la sombra de sospecha.

Indra no cuenta votos. No. Sólo da soporte tecnológico a la transmisión de los datos de las mesas a un repositorio central, que presenta los resultados provisionales que ofrecen los medios de comunicación y pueden consultar los ciudadanos en directo. Lo lleva haciendo décadas. Pero son datos de consulta, provisionales, sin ningún tipo de validez jurídica. Los resultados oficiales se proclaman tres días después, en un proceso público al que puede acudir todo aquel que lo desee. Y los datos de ese recuento oficial nunca han disentido de forma relevante de los provisionales, porque nunca en España se ha producido un pucherazo en el conteo de papeletas.

Los votos los cuentan los miembros de la mesa, a viva voz y con la presencia de los interventores y apoderados de todos los partidos. El "recuento paralelo" que propuso ERC al inicio de la campaña no difiere en nada de lo que ya hacen todas las formaciones en todos los procesos electorales.

Los datos de cada mesa constan en un acta, firmada por todos los presentes y de la que los partidos poseen copia. Un posible pucherazo se desmontaría en cuestión de minutos por parte de cualquier partido que resultara afectado. El recuento definitivo, elaborado por las Juntas Electorales y abierto al público, consiste en sumar los datos de todas las mesas. Los interventores de los partidos vuelven a estar presentes en este proceso, el único cuyo resultado tiene peso jurídico.

El 'autogolpe' del fraude censal

https://twitter.com/anoncatalonia/status/939852514714902528

Amortizado el tema Indra, el nuevo hit de estas elecciones es la presunta manipulación del censo electoral, promovida por la cuenta Anonymous Catalonia y viralizada como la pólvora en grupos de WhatsApp. Una histeria surgida de un supuesto dato: que el censo electoral ha aumentado "de la noche al día" en 210.000 personas, que el Gobierno transportará en autobuses el mismo día de la votación para decantar las elecciones y evitar la victoria independentista. "Increíble a dónde hemos llegado", dice la cadena.

La absurdez cae por su propio peso, pero también está apoyada en las evidencias. La primera y principal, que el censo que se utiliza en las elecciones del 21-D está cerrado a fecha 1 de agosto, cuando las elecciones ni siquiera estaban en el horizonte. Y no hay un aumento de 210.000 personas, sino de 14.000, perfectamente en línea con el de otras citas electorales, como estos días recordaba el politólogo Josep Costa, candidato en las elecciones autonómicas por las listas de Junts per Catalunya.

La supuesta conspiración se sustenta sobre los tweets de algunos usuarios que aseguran haber recibido en su casa tarjetas censales correspondientes a gente que no vive allí, generalmente con "apellidos españoles". Como recuerda el propio Costa, los errores en el censo son habituales y se producen en cada elección. Pueden producirse por la falta de actualización -alguien que se muda pero no actualiza sus datos censales- o incluso por la carga de trabajo a la que están expuestos los propios carteros. Una manipulación de este tipo necesitaría de la participación masiva y oculta de los Ayuntamientos, la gran mayoría de los cuales están en manos de fuerzas independentistas. Además, las tarjetas censales no tienen más valor que el informativo, para saber en qué mesa se ha de votar.

Las esteladas de la policía alemana

Más allá de las tradicionales falacias electorales, las redes sociales han sido también pasto de los fakes y la manipulación. Una de las que más repercusión tuvo fue este tweet del usuario @Sergibox77en el que aseguraba que agentes de la policía alemana se habían "solidarizado con la policía belga", que exhibió esteladas en sus coches patrulla durante la manifestación de Bruselas del pasado 7 de diciembre.

El usuario achacaba esta acción a la "falta de respeto del eurodiputado español" Esteban González Pons, que denunció las imágenes a través de sus redes sociales. La descripción, sin embargo, se corresponde poco con la realidad. Parece evidente atendiendo a la indumentaria de los presuntos policías alemanes, en manga corta en pleno mes de diciembre. Pero resulta que la foto ya fue publicada por el portal e-notícies en el año 2013, cuatro años antes del incidente con la policía belga. Nada de solidaridad, por tanto, pero más de 20.000 interacciones en menos de una semana.

La falsa fuga de empresas

Otra manipulación de libro corresponde a los datos de empresas que han decidido llevarse su sede de Cataluña a causa de la inestabilidad provocada por el proceso independentista. 3.042 desde el 1 de octubre, según el Colegio de Registradores Mercantiles de España. Datos oficiales, que el independentismo lleva una semana empeñado en combatir.

La campaña se inició el pasado 12 de diciembre, cuando el usuario Joan Mangués tuiteaba que "de las casi 3.000 empresas que nos dicen que han cambiado la sede social, ¡sólo 332 han finalizado el procedimiento! Una mentira más de su discurso del miedo". El usuario hace referencia a los datos extraídos, con fecha 30 de noviembre, del Boletín Oficial del Registro Mercantil, sobre procesos finalizados. Pero no hay nada más de cierto en su mensaje.

No es falso que 3.004 hayan registrado ante los registros mercantiles catalanes la solicitud para cambiar su sede social. Y nada permite inferir que las que no han completado el trámite ante el registro de destino no tengan intención de hacerlo. Sin embargo, este dato parcial se ha acogido entre el independentismo como bala de plata contra la manipulación de la meseta. En las últimas horas la noticia se ha extendido en toda la prensa catalana y entre los que se han apresurado a compartirla se encuentran buques insignia del procés, como el productor y presentador Toni Soler...o el diputado Gabriel Rufián.

El tanque y los militares

Otro de los momentos célebres de la campaña en redes ha sido la difusión de un vídeo en el que un individuo, montado en un tanque militar, amenaza a Carles Puigdemont con "70 toneladas de puro amor y pura democracia". También se refiere a Pablo Iglesias: "Coletas, el siguiente eres tú".

La lamentable escena fue denunciada por el propio secretario general de Podemos, que lamentó que un militar del ejército español se dedicase a amenazar a cargos públicos con recursos del Estado. Puigdemont se hizo eco también del asunto, y el mensaje fue replicado como la pólvora. "Brutal: soldado español amenaza a Puigdemont con un tanque de guerra. Bienvenidos a Francoland", tuiteó una de las cuentas destinadas a viralizar contenido relativo al procés.

Lo cierto es que ningún militar amenazó ni a Puigdemont ni a Pablo Iglesias porque las personas que graban el vídeo son civiles, tras visitar las instalaciones de una unidad de infantería en el día de puertas abiertas de la Inmaculada. Aún así, el Ejército ha abierto una investigación y un expediente a los oficiales que permitieron a los dos civiles que subieran a bordo del tanque, lo cual no está permitido. El propio Carles Puigdemont ha presentado una denuncia contra estas dos personas.