ERC es un partido creado en 1931 que, desde el restablecimiento de la democracia en España, ha tenido unos resultados electorales en Cataluña que han oscilado desde los cinco diputados en el año 1984, hasta los 23 obtenidos en 2003. Su fuerza electoral nunca ha superado la tercera posición. Sin embargo, en tres legislaturas ha ostentado la vicepresidencia del Govern de la Generalitat: durante los dos gobiernos de coalición con PSC e ICV (2003-2006 y 2006-2010), Carod Rovira fue, respectivamente, primer conseller y vicepresident y en esta ultima legislatura, Oriol Junqueras ha sido vicepresendent en el gobierno de la coalición Junt per Si. Pero, tras el seísmo independentista que ha dinamitado el sistema tradicional de partidos en Cataluña, ERC tiene opciones de ser primera fuerza de gobierno.

Las circunstancias de estas elecciones son excepcionales. Convocadas bajo el amparo del artículo 155 de la Constitución, por primera vez en la historia de nuestra democracia, el candidato de uno los partidos con opciones de victoria está desaparecido de la escena mediática y política por las medidas cautelares impuestas por los tribunales.

El sacrifico personal y político de Junqueras es incuestionable, todavía con mayor intensidad comparado con su socio Puigdemont, que escapó a Bruselas

Este hecho, absolutamente excepcional determina la estrategia de campaña de los republicanos: en primer lugar, tras el fracaso de Rovira como líder deben sustituir al cabeza de cartel por un grupo coral de dirigentes y diputados,que carecen del principal atributo y legitimidad del número uno, serlo. En segundo lugar, la estrategia política se ve distorsionada por la estrategia judicial, lo que provoca discordancias en el discurso de ERC, que en sede judicial acepta el 155 y en sede electoral sigue apostando por la vía unilateral.

La encarcelación de Oriol Junqueras podría suponer una fuente de legitimidad del relato republicano: aquellos que lucharon por conseguir un referéndum independentista están en la cárcel por subvertir el orden constitucional. El sacrifico personal y político de Junqueras es incuestionable, todavía con mayor intensidad comparado con su socio Puigdemont, que escapó a Bruselas para evitar las consecuencias legales de susactos. Sin embargo, ERC no está rentabilizando la situación judicial de sus miembros, quienes pierden cierto apoyo electoral hacia la lista de Puigdemont, que recorta distancias en todos los tracking.

Según los datos del CIS, una encuesta que ya no recoge el impacto de la campaña electoral, ERC partía de una situación privilegiada en esta campaña; se hacía con el 39,7% de los votos de la coalición, frente al 35% que optaba por Puigdemont; además contaba con el 21% de los ex votantes de la CUP, muchos de ellos votantes tradicionales de ERC que en las pasadas elecciones optaron por los antisistema para evitar votar a una lista integrada por Convergencia.

Los elementos comunicativos de la campaña de los republicanos obvian el término independencia, apelan de forma recurrente a la república

Siguiendo con los datos de la encuesta, la creencia de que ERC ganaría las elecciones era trasversal en todo el electorado; sin embargo, cuando los electores de JxS fueron preguntados sobre quien preferirían que fuera el próximo president, resultaba significativo que solo el 29,3% optaran por Junqueras, siendo Puigdemont el preferido con un notable 58,9%, algo que podría cristalizar durante la campaña electoral el aumento del apoyo hacia JxC.

La estrategia de ERC pasa por situar al electorado catalán de forma permanente en su mayor logro, que es a su vez, el mayor fracaso del Estado: el 1 de octubre. Su mayor logro porque cumplieron con la palabra dada a su electorado; el mayor fracaso del Estado porque el Gobierno de Rajoy afirmó con rotundidad que no se llevaría a cabo la consulta, y no solo se pusieron las urnas, sino que las cargas policiales sacudieron a la opinión pública, independientemente de su posicionamiento en la cuestión territorial.

En este marco se entienden las declaraciones de Rovira que aseguraban que el Estado había amenazado con sangre en las calles. Poco importa su veracidad, la dirigente republicana quiere rememorar el episodio del 1 de octubre,que de forma icónica enmarca su versión de los hechos: filas de gente votando frente a la policía del Estado que trataba de impedirlo.

En la era presidencialista de las campañas electorales, tener un candidato invisible y mudo resulta un gran inconveniente

Los elementos comunicativos de la campaña de los republicanos obvian el término independencia, apelan de forma recurrente a la república, junto con conceptos incuestionables como democracia, libertad o justicia. Para ello, no dudan en tildar a sus oponentes de represores, violentos o antidemócratas, el tripartito del 155, cuestionando el resultado de las elecciones y la calidad de la democracia española, en la que ellos mismos aceptan concurrir.

Su reto es hacer una campaña sin candidato, para ello, no solo se refieren a él de forma constante a través de sus cartas o audios,también han organizado un acto de campaña en Estremera (Madrid), en el exterior de la cárcel donde permanecen los dirigentes independentistas. Este esfuerzo es poco útil, en comunicación existe una máxima que asegura que lo que no se ve, no existe y en esta campaña electoral, el candidato republicano no se ve, no actúa, no lidera, no contesta, y por lo tanto, no existe.

Esta falta de liderazgo en un momento de alta inestabilidad política supone que el electorado independentista busque referentes en otras opciones políticas. Porque en la era presidencialista de las campañas electorales, tener un candidato invisible y mudo resulta un gran inconveniente.