En ella no hay malos modos. El suyo es un estilo poco común en política. De trato amable y cercano, la que será la nueva voz e imagen del recién anunciado Gobierno de Pedro Sánchez, la ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá se enfrentará al mayor reto de su carrera política recién cumplidos los 69 años y cuando incluso entre las filas del socialismo vasco más de uno veía cerca el final de su trayectoria en la primera fila de la política.

Celaá será el rostro y la imagen del Ejecutivo, la que comparecerá todos los viernes tras el Consejo de Ministros a explicar los acuerdos y posiciones del Gobierno. En ella, todo recuerda a su origen docente. Con maneras de maestra a la vieja usanza, con verbo didáctico, estructurado y tranquilo, Celaá ha ejercido como portavoz en materias educativas en el PSE y como portavoz adjunta en el Gobierno de Patxi López entre 2009 y 2012. Ahora deberá sumergirse en ámbitos que van muchos más allá del estrictamente educativo. Minuciosa en sus exposiciones, Celaá tiene fama entre sus colaboradores de prepararse bien los temas, de documentarse. Es capaz de expresarse sin dificultad en inglés y en euskera tiene acreditado el mayor nivel de conocimiento, el EGA. Una lengua que pese a dominar apenas había practicado en público hasta que asumió la cartera del Ejecutivo López.

Pese a haber dedicado la mayor parte de su trayectoria política a la Educación, la nueva portavoz acredita una sólida formación en otros ámbitos. Celaá tiene tres carreras; es licenciada en Filosofía, en Derecho y en Filología inglesa. De posiciones conciliadoras, rehúye de la bronca y el discurso burdo en favor de unas maneras cuidadas y tonos en busca del acuerdo. Lo practicó durante su etapa en Euskadi y lo necesitará ahora para someterse cada semana al escrutinio mucho más férreo que el que está acostumbrada de los medios de comunicación.

Trato cercano

La nueva ministra, vinculada desde su juventud al Partido Socialista, fue elegida presidenta de la Comisión de Ética y Garantías del PSOE durante el congreso federal que en julio de 2014 designó a Pedro Sánchez como secretario general del partido.

Celaá acostumbra a tener sonrisa frecuente e imagen cuidada en la que destacan sus intensos ojos azules. Esta madre de dos hijas, nacida en Bilbao en 1949, es de trato cercano con los medios de comunicación, sabedora de la importancia de explicar bien las cuestiones para evitar malentendidos. Celaá es una mujer a la que le gustan la cosas bien hechas y así lo repite. Con una amplia capacidad de trabajo, es una firma defensora de la excelencia, que la practica en sus exposiciones, en ocasiones alejadas del dinamismo y la síntesis que requiere la sociedad del click.

Su aspecto cuidado y maneras amables en ningún caso pueden llevar a confusión. La firmeza en la defensa de sus convicciones es otro elemento que la define. Su trayectoria junto a dos víctimas de ETA, los ex consejeros de Educación en el País Vasco, José Ramón Recalde y Fernando Buesa, le reforzó en sus críticas a las imposiciones del nacionalismo que siempre ha defendido como una opción pero no como imposición. Tampoco la edad puede confundir. Acumula una larga trayectoria en la política, habiendo sabido adaptarse a cada momento.

Isabel Celaá es una firme defensora de la excelencia y de la evaluación continúa como herramienta de mejora. También de la modernización de la Administración. De ella fue el impulso para implantar las nuevas tecnologías de manera generalizada en el modelo educativo vasco.