España se enfrentará el domingo a las cuatro de la tarde en octavos de final del Mundial de Rusia a la selección anfitriona, tras empatar en el último partido de la fase de grupos frente a Marruecos (2-2). España empató con un gol de Iago Aspas en el descuento, anulado en primera instancia y después anulado por el VAR. Al mismo tiempo, el videoarbitraje señalaba un penalti a favor de Irán en su partido frente a Portugal, que propició el empate (1-1) y dio a España la primera plaza del grupo, que hasta ese momento era de los lusos. La selección persa dispuso de una ocasión posterior y pudo incluso vencer.

El partido ya se había torcido para España en el minuto 14, cuando un grosero error entre Andrés Iniesta y Sergio Ramos regaló un mano a mano a Boutaib, que batió a De Gea por bajo. En ese momento, y todavía con empate en el Portugal-Irán, España estaba a un gol de la eliminación.

Iniesta se redimió pronto, con una combinación magnífica en la frontal del área que acabó en la línea de fondo con pase atrás hacia Isco, que marcó un gol de fútbol sala. Recibió casi en el área pequeña, pausó la pelota y la mandó a la red por alto. De ahí en adelante, Isco e Iniesta dominaron el partido en ataque mientras la selección de Fernando Hierro seguía haciendo aguas en defensa: en la primera parte Boutaib tuvo otro mano a mano que perdonó ante De Gea, bien plantado de rodillas en el área pequeña. Fue su primera parada del campeonato.

Marruecos, que jugó por momentos sobrerevolucionada, no le perdió la cara al partido en ningún momento. La selección africana pudo adelantarse en el marcador con un zapatazo de Amrabat -que debió ser expulsado en varias ocasiones- que se estrelló en el larguero, mantuvo el nivel defensivo y sostuvo hasta el final la amenaza de los contraataques rápidos. Finalmente tomó ventaja en un córner rematado con autoridad por En-Nesyri, el delantero del Málaga.

Iago Aspas terminó igualando el partido con un gol en línea que el VAR anuló en primera instancia. El delantero del Celta aprovechó un despiste de la defensa marroquí y una jugada a balón parado sacada rápido para despejar las dudas que en ese momento se cernían sobre la clasificación de la selección de Hierro.