Carles Puigdemont fue uno de los invitados estrella a la famosa paellada organizada por la periodista Pilar Rahola en Cadaqués, en el año 2016, en la que el entonces presidente de la Generalitat acabó cantando Let it be a la guitarra acompañado, entre otros, de Josep Lluis Trapero o Joan Laporta. La propia Rahola publicitó el encuentro en redes sociales, presumiendo de amistades y repertorio musical. Después llegaron los fakes, aún vivos en WhatsApp dos años después, en los que Puigdemont no canta por Los Beatles sino por Manolo Escobar y su Que Viva España.

Estos días, también por WhatsApp, circula otro capítulo de la relación entre el político y la periodista. Pero este sí es cierto, y corresponde a la época en la que sus roles estaban invertidos. Carles Puigdemont era periodista y escribía una columna dominical en el diario El Punt. Pilar Rahola, por su parte, era diputada de ERC en el Congreso de los Diputados. Y no muy del agrado del futuro president de la Generalitat.

El artículo que Puigdemont publicó en la edición de El Punt del 22 de marzo de 1998 se titulaba "Alcachofas" y arrancaba directo al grano: "Dicen que la diputada Rahola sale en Playboy, aunque no hace de chica del mes". Efectivamente, Rahola apareció en un número previo de la revista erótica hablando sobre la testosterona que se vivía en el Congreso y la afición de los parlamentarios por el ligue, motivo suficiente para que el articulista Puigdemont ejercitase su entonces afilada pluma.

'Buscar alcachofas'

"No sé cuántas cabeceras más le quedan en su desenfrenada ratzia mediática, pero la diputada y regidora del equipo de gobierno de Barcelona y tertuliana y no sé cuántas cosas más hace buena la célebre frase que popularizó el malogrado Ramón Trias Fargas: va de victoria en victoria hasta la derrota final", escribe Puigdemont, que reprocha el protagonismo mediático de la diputada.

Asegura que el parlamento español está lleno de machos extremeños (?), cuya función consiste en ligar (¿con ella?)', se preguntaba Puigdemont

"Y es que la irresistible atracción que Rahola siente por las alcachofas la puede llevar, si no lo ha hecho ya, al ridículo y al esperpento", carga el columnista, que aclara que con alcachofas se refiere a los micrófonos de las radios y las televisiones, en el argot periodístico.

Puigdemont no dudaba en ironizar sobre las afirmaciones de Rahola. "Asegura que el parlamento español está lleno de machos extremeños (?), cuya función consiste en ligar (¿con ella?)", se pregunta Puigdemont, que se responde a continuación: "Lo ignoro, pero por la información de compañeros que son veteranos cronistas parlamentarios, ligar con Rahola es prácticamente imposible".

Y explica el motivo: "Dedica tanto tiempo a buscar alcachofas que se olvida de pasar por el Congreso con la periodicidad suficiente como para posibilitar cualquier intento de contacto extraparlamentario".

No se sabe a ciencia cierta cuándo cambió la relación entre Rahola y un Puigdemont que entró en política tres años después de la ahora rescatada columna. Sí que, cuando algunos usuarios reprocharon a Rahola que publicase vídeos de su fiesta privada en Cadaqués para "fardar", la periodista respondía así: "¿Fardar de qué? ¿De amigos de siempre?". ¿De siempre?