En el recuerdo de los norteamericanos renace estos días la figura de Theodore Kaczynski, el ermitaño terrorista que trajo de cabeza al FBI durante 17 años de persecución, entre 1978 y 1995, tiempo en el que el misterioso Unabomber logró perpetrar 16 ataques con cartas bomba que acabaron con la vida de tres personas e hirieron a otras 23. Kaczynski dirigía sus ataques contra universidades y aerolíneas y su inspiración era ludita: despreciaba a la sociedad tecnoindustrial y las desigualdades que generaba.

Su nombre revive tras la cadena de envíos de paquetes bomba a personalidades políticas y mediáticas norteamericanas que se han conocido en las últimas horas. En dos días han recibido paquetes bomba el millonario filántropo George Soros, el matrimonio Clinton, el expresidente Barack Obama, la cadena de televisión CNN, la congresista demócrata Debbie Wasserman Schultz y el ex fiscal general entre 2009 y 2015, Eric Holder. Todavía no hay pistas sobre la autoría de los ataques frustrados, pero parece improbable que tantas acciones similares se concentren en pocas horas sin haber relación entre ellas. "Es un claro acto de terrorismo", ha dicho en una comparecencia de prensa el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio.

No sería la primera vez que a Kaczynski le salen imitadores. En 2011, la Policía Nacional y la Guardia Civil detuvieron en Madrid a una persona que había enviado más de 30 artefactos explosivos a iglesias, sedes de partidos políticos y edificios oficiales. El sujeto reconoció que imitaba a Unabomber, aunque publicitaba sus acciones en webs radicales, algo que Kaczynski nunca habría hecho desde su cabaña sin luz ni agua en los bosques de Lincoln, Montana, en la que fue detenido el 3 de abril de 1996.

Para llegar hasta él hicieron falta más de tres lustros de colaboración ciudadana, análisis lingüístico de sus escritos e incluso la colaboración de su hermano, que reconoció su lenguaje en los manifiestos que el Gobierno norteamericano pidió a la prensa que publicara.

Este mismo 2018, Estados Unidos se enfrentó a otro episodio de ataques en serie con paquetes bomba. Mark Anthony Conditt, un fundamentalista cristiano de 23 años, provocó dos muertos y seis heridos en una serie de atentados perpetrados en la ciudad texana de Austin entre el 2 y el 20 de marzo. Se acabó suicidando, también con explosivos, durante una persecución policial. También fue bautizado como el "nuevo Unabomber".

Conditt, sin embargo, no se dejó capturar. Kaczynski no sólo lo hizo, sino que rechazó que su defensa en el juicio se basara en la incapacidad mental. Lejos de eso, había sobresalido en su infancia con un coeficiente intelectual de 167, se había saltado cursos y había comenzado a desarrollar una importante actividad académica. En el juicio defendió que seguía creyendo en sus ideas y fue condenado a ocho cadenas perpetuas, que cumple en el infierno personificado para cualquier criminal estadounidense: la prisión de ultramáxima seguridad ADX Florence, situada en el condado de Fremont, en Colorado, y bautizada como el "Alcatraz de las Montañas Rocosas".

'Es la vida después de la muerte'

Retrato robot utilizado por el FBI para tratar de capturar a Ted Kaczynski, Unabomber.

Retrato robot utilizado por el FBI para tratar de capturar a Ted Kaczynski, Unabomber.

ADX Florence es una instalación especialmente reservada para los presos más peligrosos y conflictivos del sistema penal estadounidense, para aquellos cuya fuga suponga un riesgo para la seguridad nacional y, especialmente, para terroristas domésticos e internacionales. Tiene capacidad para 490 presos, que viven en celdas individuales en las que permanecen 23 horas al día. Los habitáculos constan únicamente de una cama, un escritorio y un taburete hechos de cemento, así como un retrete y una ducha temporizada desde el control central de la prisión.

Las dependencias están insonorizadas para evitar la comunicación entre presos y las ventanas están especialmente diseñadas para que desde ellas sólo se vea el cielo, imposibilitando que el recluso pueda saber en qué parte del recinto está y por tanto planear una fuga. Durante su hora de recreo diaria, cada reo está acompañado de al menos tres agentes que le acompañan a una especie de jaula al aire libre, con muros lo suficientemente altos como para generar el mismo efecto que en las celdas y permitir únicamente la visión del cielo.

"Es la vida después de la muerte. Es a largo plazo, en mi opinión, mucho peor que la muerte", dijo en 2015 el ex alcaide de la prisión, Robert Hood, durante el juicio al terrorista de la maratón de Boston, como recogía en su momento CNN. "Tan pronto como llegan a la puerta, lo ves en sus caras. Es allí cuando realmente te afecta. Ves la belleza de las Montañas Rocosas en el fondo, pero cuando cruzas la puerta es la última vez que podrás verlas", declaró.

Numerosas asociaciones en defensa de los derechos humanos han criticado las medidas de seguridad de la prisión, que no han variado demasiado en las últimas décadas. En un juicio contra la Agencia Federal de Prisiones celebrado en 2012, la acusación particular describía cómo muchos reclusos "gimen, gritan y golpean las paredes de sus celdas interminablemente", o intentan suicidarse tragando huesos de comida o partes de los pocos objetos que poseen en las celdas.

"Sé que cuando pones a una persona en una caja durante 23 horas al día y le dices que ese será el resto de su vida, cada persona tiene sus propias habilidades para afrontarlo", analizaba en la CNN el ex alcaide. Hacía diferencias entre las personalidades de los presos a la hora de enfrentarse a la vida en ADX Florence: "Si eres el Unabomber y tienes un nivel educativo avanzado y sabes varios idiomas, te sentarás allí y leerás la mayor parte del día. Pero muchos de los internos no tienen las habilidades para afrontar la situación. No tienen la capacidad para leer. No tienen la capacidad para ser contenciosos. Así que no hay salida, es muy probable que ese sea el tipo de preso que te lanzará heces".

Del ludismo a vender libros por Amazon

Kaczynski, que cumplirá en mayo 77 años, comparte módulo con miembros de Al-Qaeda, líderes de la mafia, de cárteles o de grupos criminales, agentes dobles y otros terroristas domésticos como Terry Nichols, corresponsable de los atentados de 1995 que dejaron 168 muertos en Oklahoma City. Dentro de ADX Florence también hay módulos menos restrictivos, a los que los presos más vigilados, en principio, pueden acceder tras años de buen comportamiento.

Kaczynski mantiene una intensa actividad epistolar desde la prisión y volvió a ser noticia en el año 2017, tras el estreno en Netflix de una serie sobre su caso. Un periodista de la CNN dirigió una carta a prisión que el terrorista respondió afirmando que no había podido ver la serie pero que mucha gente le había escrito sobre ella, tras lo que había llegado a la conclusión de que principalmente era "ficción".

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La Universidad de Michigan archiva toda la correspondencia de Unabomber desde su entrada en prisión, aunque mantendrá la identidad de sus interlocutores en secreto hasta 2049. Se sabe, sin embargo, que Kaczysnki respondió en 2012 a la asociación de antiguos alumnos de Harvard para confirmar que no podría asistir a la reunión del 50 aniversario de la promoción de 1962. En su ocupación actual escribió: "Preso", e incluyó entre sus "méritos" la condena a ocho cadenas perpetuas. Durante su encarcelamiento, el Unabomber ha publicado dos libros sobre su vida. Irónicamente, en su correspondencia con el periodista de la CNN que le preguntó por la serie, le recordó que los podría encontrar y comprar en Amazon.