Golpea con dureza desde hace años y siempre con un impacto helador. Cada cierto tiempo Nos recuerda que Europa es débil, vulnerable y que hay quien está dispuesta a romperla en mil pedazos. El terrorismo yihadista ha dejado de ser hace tiempo una amenaza puntual y Europa se ha propuesto hacerle frente mejor de lo que le ha hecho hasta ahora. La vulnerabilidad de la UE ha sido evidente y con ella, el rastro de víctimas.
Sólo en las dos últimas décadas los ataques terroristas han dejado un rastro de 6.652 víctimas y heridos en la Unión Europea. Un reguero de dolor y temor que lejos de desaparecer los expertos comunitarios temen que pueda ir en aumento. Por ello, la Comisión Especial sobre Terrorismo del Parlamento Europeo, que ha concluido un informe con más de 200 recomendaciones, presentará hoy las conclusiones que votará el pleno de Estrasburgo mañana. En ellas se llama a hacerle frente disponiendo más medios, una mejor coordinación y mayor implicación entre los 28 Estados de la Unión.
El informe final remitido al parlamento europeo es claro. Si hasta el año 2001 la principal amenaza terrorista la representaban el IRA y ETA, desde entonces, -y más aún una vez oficializada la desaparición de ambas organizaciones terroristas-, el riesgo se asigna en exclusiva al terrorismo de origen yihadista. La comisión especial creada en septiembre de 2013, y cuyos trabajos concluyeron el pasado 13 de septiembre, estima en entre 50.000 y 70.000 el número de yihadistas “radicalizados” que actualmente estarían residiendo en algún país de la UE. Lo harían además en un contexto de progresiva radicalización y de una mayor presencia de las corrientes más extremistas, como la wahabí y la salafista.
Además de una mejora en las condiciones de seguridad transfronteriza, una mayor cooperación en el control de armas, mejorar el intercambio de información o la vigilancia de lugares estratégicos, la Comisión Especial recomienda a la Comisión Europea una batería de medidas dirigidas específicamente a reforzar el tratamiento de las víctimas no sólo en el momento inmediato a sufrir un atentado sino también posteriormente.
El informe del Comité Especial sobre Terrorismo estima en entre 50.000 y 70.000 los yihadistas radicalizados que residen en la UE
Desde los atentados del 11 de marzo de 2004 en España, que provocó 193 muertos, en la UE se han producido cerca de una treintena de crímenes terroristas, en su mayoría promovidos por células u organizaciones yihadistas. El terrible balance en estos tres lustros es de 713 víctimas mortales y 5.939 heridos. Atentados que una vez analizados e investigados han aflorado errores de seguridad, de seguimiento o control y carencias importantes en la atención de las víctimas, en especial una vez transcurridos varios meses del atentado.
Atención integral y coordinada
El informe de la Comisión Especial ha contado con la participación de varios euro parlamentarios españoles. Especialmente relevante ha sido la aportación de Maite Pagazaurtundua en materia de víctimas y la regulación de su situación. El documento que mañana se somete a votación se urge a la Comisión a que cree un Centro de Coordinación para las víctimas del terrorismo y que fije un protocolo de actuación unificado en caso de atentado en el conjunto de la UE. Además se insta a que se impulse una legislación específica para ellas que le de amparo en cualquier Estado de la UE.
España y Francia son sin duda los países que con mayor dureza ha sufrido el azote del terrorismo. En el caso del país vecino, los atentados de la sala de fiestas Bataclán, el 13 de noviembre en 2015, con 130 víctimas, y el atentado ocurrido en Niza un año después, y que dejó 86 fallecidos, son junto a los atentados de la Estación de Atocha en Madrid, en 2004, los episodios más graves de la actividad terrorista de corte yihadista en la Unión Europea. Pero no son los únicos. Cada vez son más los países de la UE que han sufrido algún atentado. Desde el 11-M casi una decena: Países Bajos, Reino Unido, Alemania, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Suecia, además de Francia y España.
En la batería de recomendaciones que ahora se traslada la cámara comunitaria se prima el que se determine un modo de proceder adecuado en todos los países miembros para asegurar no sólo la atención inicial en caso de ataque, sino también cuestiones como la atención psicológica posterior al mismo, se garantice el acceso a una justicia efectiva para las víctimas de terrorismo o que se dote de un respaldo legal suficiente a la figura y condición de víctima del terrorismo.
Así, entre la larga lista de recomendaciones se urge a la Comisión a que presente una propuesta legislativa que establezca quién merece ser reconocida como víctima del terrorismo en Europa y las condiciones que se deberán reunir para ser considerada como tal.
Se recomienda definir legalmente la condición de víctima, fijar procedimientos de atención coordinados y los derechos que les asisten"
En la propuesta que ahora se traslada para que se incluya en una futura les se insta a que se reconozca con esa condición además de a las propias víctimas directas –fallecidos y heridos-, a los amenazados, los secuestrados y a sus familiares directos -pareja, padres, hijos, abuelos y hermanos-. Además de establecer la condición de víctima, la citada ley tendrá que determinar los derechos que le asisten. Se urge a definir un procedimiento estandarizado y sencillo, con procedimientos simplificados, para que las víctimas de un atentado terrorista puedan acceder a las indemnizaciones que en su caso les correspondan.
La 'segunda victimización'
Una de las novedades que ahora se introduce hace referencia a que Europa incluya en su regulación sobre víctimas del terrorismo medidas para evitar una “segunda victimización”. Además de hacerlo garantizando una adecuada asistencia jurídica y económica en un primer momento, también se aboga por prohibir que se les pueda humillar. Por ello, se insta a los estados miembros a que tipifiquen como delito “la glorificación de un acto terrorista”. Se considera que este tipo de actos, homenajes o manifestaciones humillan a las víctimas al estar dañando su dignidad y retrasar y dificultar su recuperación. Entre las cuestiones que se reclaman figuran la de que los Estados de la Unión prohíban de modo expreso “los homenajes a los culpables de actividades terroristas”.
El plan de apoyo a las víctimas del terrorismo que ahora se plantea propone también coordinar a todos los Estados para que fijen de manera simultánea y homogénea mecanismos de atención y protección a las víctimas del terrorismo. Junto a las herramientas legislativas a las que se les insta a implantar, también se apela a activar un registro de organizaciones e instituciones de apoyo a víctimas del terrorismo en cada Estado y a su trabajo en red.
Europa quiere que se cree un único registro europeo de víctimas del terrorismo con las que poder llevar a cabo una labor de protección y asistencia homogénea en el conjunto de países de la Unión. En ellos cada Estado miembro debería contemplar acciones como la creación de soportes on line de consulta y apoyo, así como planes que faciliten la atención de posibles víctimas no nacionales en cada uno de los países.
Se insta a los Estados miembros a que por ley prohíban homenajes a culpables de actividades terroristas por ser "humillantes" para las víctimas
La Comisión Especial sobre Terrorista, que concluye con este informe una labor de más de un año, describe la amenaza terrorista en el seno de la Unión Europea como creciente. Señala que en el caso del terrorismo yihadista esa amenaza sigue muy activa. Detalla cómo la inestabilidad en Oriente Próximo y el norte de África ha hecho más presente ese riesgo en las áreas fronterizas con la UE. A ello suma el recuerdo de que grupos terroristas como Daesh o Al Qaeda ya no se nutren de activistas que previamente han viajado a Siria o Irak sino que se impulsa a sus seguidores residentes en países europeos a que actúen como “células durmientes” y procedan a cometer atentados.
Advierten del riesgo que para esa infiltración del terrorismo yihadista pueden representan fenómenos como la migración ilegal o la libre circulación de personas que persiste en Europa y que hacen sus fronteras “vulnerables”. Por ello llaman a la necesidad urgente de reforzar los controles fronterizos, los sistemas de información, la cooperación entre los estados miembros. Alertan de fenómenos como el descontrol que se produce de las cárceles en algunos países y que las convierte en “un vivero del extremismo que incuba terroristas”.
La amenaza de un incremento de la radicalización en Europa se justifica por la cada vez mayor presencia de mensajes extremistas en material didáctico a la venta en librerías, en determinados canales de televisión captados vía satélite o la detección de un mayor número de “predicadores del odio” en un número significativo de mezquitas de Europa.
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